Cómo conseguir un presupuesto razonable, por Jordi Carbonell

19 marzo, 2024
Razones por las que una película hecha en precario y sin destinar un euro a su distribución y exhibición nace muerta (comercialmente hablando): Reproducimos el texto íntegro del miembro fundador de la Consultora The Market Eye Team en el que reflexiona sobre lo mal que en el cine español se cuadran los presupuestos.
jordi carbonell

Las producciones frankestein, los contratos del «me lo quedo todo», la distribución del «te cobro de todo, pero no pongo un euro», los financiadores que financian con el dinero del productor, etc., contribuyen a que el productor independiente a la hora de confeccionar un presupuesto, retuerza y estruje a los equipos técnicos, artísticos y a los proveedores -sobre todo en posproducción- en nombre de hacer una película, esperando a que triunfe y compense el esfuerzo realizado, pero nunca es así. ¿Por qué? Porque una película hecha en precario y sin destinar un euro a su distribución y exhibición nace muerta (comercialmente hablando) y lo poco que recauda se lo quedan todos los que «ayudan» a levantar la película, pero que no han invertido un euro. Esa es la realidad, solo hay que mirar a los premios Gaudí, a los Goya, o a los festivales de Málaga, Sitges, etc. y ver las recaudaciones de algunas de las películas premiadas.

Si se apostara más por la inversión privada por parte de los productores, esto se evitaría, y para muestra un botón: el próximo 29 de marzo estrenaremos el corto Adrià, una ópera prima de Mariona Llibrer que en principio se hacía con el entusiasmo juvenil de la mayoría del equipo técnico y artístico, con un presupuesto inicial de unos 20.000€. Cuando entró la productora Sin Parpadear elevamos el presupuesto hasta los 110.000€ incluido P&A. Todo el equipo cobró lo que marcaba en el convenio colectivo, no escatimamos ni un euro en la posproducción, algo habitual cuando se trata de un corto, y tampoco hemos escatimado en su distribución festivalera tanto nacional como internacional. Y todo esto gracias a la iniciativa privada que nos permitió armar un presupuesto para poder realizar una película (El corto es cine).

Tenemos la solución en nuestras manos, solo falta el valor suficiente para decir no a los falsos cantos de sirena de todos los que se benefician de las producciones cinematográficas, a cambio de nada. Si cambiamos el paradigma todos saldremos ganando: equipos técnicos y artísticos, productores, financiadores, distribuidores y exhibidores.

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