Por Jordi Carbonell.
Después de mucho tiempo sin escribir debido a estar cerrando la financiación de nuestros proyectos para este año 2024, que están yendo por buen camino y que, crucemos los dedos, si no cubrimos todo nuestro objetivo (2.500.000 € de capital privado) poco le faltará. Me han hecho llegar estas capturas de una gran asesoría, el nombre no importa, que presentó su propuesta de «financiación» en el MAC (Mercat Audiovisual de Catalunya) que se celebra en Granollers (Barcelona). Me quede estupefacto, no por la presentación, que va en contra totalmente de los intereses de la producción independiente, y se la utiliza como la tonta útil para conseguir sus verdaderos objetivos, que es ofrecer a sus mejores clientes propuestas para rebajar sus facturas fiscales. Lo que me deja estupefacto es que la producción independiente y todas sus asociaciones no hayan puesto el grito en el cielo denunciando la mala praxis en la utilización de las AIE (Agrupación de Interés Económico) como de los Contratos de Financiación. Repito, ellos no engañan, ya que presentan al inversor como «inversor fiscal» dejando patente que lo que quieren es llevarse los incentivos fiscales con la mínima inversión, y si para ello han de forzar la ley, pues se fuerza. Y es lo que hacen, con las AIE invirtiendo una vez la película ya está hecha (hay sentencias que exigen a la AIE ser la productora principal para poder acceder a los incentivos i BIN’s negativas) y saliendo antes de tiempo «petándose» el Art. 46 de la LIS Criterios de imputación de los incentivos: «… La opción se manifestará en la primera declaración del impuesto en que haya de surtir efecto y deberá mantenerse durante tres años…». Y en el caso de los Contratos de financiación «Comprando» el incentivo, ya que solo invierten sobre el 80% del incentivo no del total de la producción que es lo que dice la ley; hemos de empezar a realizar comentarios de texto y que desarrollen el artículo 39 donde dice:»… para financiar todo o parte del coste de producción», y que definan que es «todo».
Lo más sangrante es el silencio y en algunos casos la aquiescencia de las Asociaciones de Productores que con su silencio e incluso dándoles altavoz dan carta de veracidad a estas propuestas que en nada favorecen a los productores independientes, y que nos hacen mucho daño ya que generan dudas entre los inversores de los que financiamos la película con la aportación del 80% del coste de producción y no el 20%.