Hace dos años, en plena pandemia, nació la red de cines independientes Promio. Desde la desaparición de Cinearte, la exhibición arthouse, que tiene como gran objetivo la diversidad cultural, no contaba una entidad que las cohesionara. Hemos entrevistado a su presidente, Ramiro Ledo, para saber su punto de vista acerca de los grandes desafíos a los que se enfrentan los cines en general y especialmente aquellos que proyectan cine de autor. Por Carlos Aguilar Sambricio
Cine&Tele: Promio surgió en plena pandemia, en 2020. ¿Cuál fue la génesis y con qué objetivos fundamentales nacisteis?
Ramiro Ledo: Era un tipo de trabajo que llevábamos tiempo haciendo. Algunos cines habíamos también pertenecido a la asociación CineArte hace unos años y acabo diluyéndose por un motivo o por otro.
Como la situación era critica en el momento de la pandemia, nos reunimos y trazamos una serie de líneas de trabajo para agruparnos, encontrar un punto común sobre la diversidad de la procedencia de las películas en la exhibición. Somos cines que, en el cómputo anual, dedicamos más de la mitad de las sesiones a cine europeo o a cine de terceros países con poca presencia en pantalla.
En base a eso, empezamos a trabajar con el principal objetivo de concienciar también a la Administración, puesto que España es de las excepciones, sino la única excepción, en el entorno europeo que no contempla una figura de especial protección para las salas independientes que trabajan con la diversidad en la exhibición.
Hemos seguido ese modo de trabajo y estamos agrupados unos 20 cines en estos momentos. Cubrimos un panorama que todavía es pequeño pero la idea es ponernos a trabajar juntos para visibilizar este trabajo extraordinario que tienen que hacer los cines a la hora de exhibir películas que parten con una mayor dificultad en cuanto a promoción y visibilización.
C&T: Estamos a mitad de tu presidencia, ¿qué balance haces por ahora de la actividad de la asociación y qué habéis logrado en estos dos años?
R.L.: Fuimos inmediatamente reconocidos por la Administración como interlocutores, al igual que FECE y NAECE, y pudimos participar en las alegaciones a la Ley del Cine que ahora mismo está en tramitación y sobre todo a la hora de hacer consciente a la Administración de las necesidades específicas de un grupo de personas que compartimos las mismas necesidades que el sector global pero que, además, tenemos una particularidad, que es que trabajamos fundamentalmente con un cine que requiere visibilización.
C&T: Vosotros sufrís los propios problemas que en sí tiene la exhibición pero, aparte, existe otro problema y es que sin apoyo institucional, el cine que vosotros programáis es muy difícil que llegue y que vuestros propios cines existan.
R.L.: Eso es, en España hay una carencia estructural desde hace años. La referencia que siempre tomamos son las salas que pertenecen a la red de Europa Cinemas, que son unas 60, una cifra mucho menor, proporcionalmente, que en otros países. No hace falta mirar a Francia porque por ejemplo Portugal tiene un apoyo muy importante para este tipo de salas, que se ha incrementado a raíz de la pandemia, porque es un momento muy difícil para la exhibición pero más aún para las salas que trabajamos con este cine diverso.
Tenemos un problema añadido y es que es un ritmo distinto al final del año en cuanto a programación. No hablamos de los costes de mantener una sala de cine, sino por ejemplo a que el periodo pico que en la exhibición normal sucede en verano, para nosotros es justamente el período valle.
Todo el trabajo que hacemos durante el año de fidelización de público es muy laborioso y es una inversión que asumimos como fondo perdido constante. Pero ahora mismo es un momento crítico porque si no hay fondos para la exhibición y hay una crisis de público, para el cine independiente todavía es mucho más costoso poder enfrentarnos a nuestro trabajo y mantenernos abiertos todos los días y más con el aumento de costes de electricidad.
C&T: Estáis integrados dentro de CICAE. ¿En qué se está trabajando fundamentalmente a nivel europeo? Porque hay muchas cosas que es mejor abordarlas a nivel internacional…
R.L.: Básicamente, CICAE nos supone una vía de información para tener contacto con otros países y sobre todo tomar modelos inspiradores a la hora de poder trabajar mejor con cierto tipo de programaciones.
Por ejemplo, acabo de participar en un taller en el Festival Lumière de Lyon de cine restaurado para compartir experiencias de cómo poder visibilizar el cine restaurado. Hay una serie de líneas de programación que en otros países están establecidas pero en España hay una carencia para poder poner películas restauradas. Y cada año con la digitalización van saliendo más y es lo que va a permanecer de la memoria del cine.
El 13 de noviembre fue el Día Internacional del Cine Europeo y trabajamos en red con otros cines coordinados por CICAE para hacer una jornada festiva de visibilización de cine europeo. Este año una de las embajadoras a nivel internacional ha sido Pilar Palomero, directora de Las niñas, y organizamos, no sólo los cines de Promio, sino para cualquier cine que desease incorporarse, una sesión con el preestreno de La maternal, con una presentación de la directora que se retransmitió en streaming a los cines.
A través de Europa Cinemas, este año se ha hecho un proyecto piloto para el Mes del Cine Europeo que empieza justamente un día después que el Día del Cine Europeo, donde Duplex Cinema de Ferrol es la sala seleccionada de España para trabajar con otras 27 salas, una con cada país, para visibilizar el cine independiente durante todo el mes a través de distintas actividades.
C&T: Antes mencionabas la rareza de que en España las salas independientes no gocen de alguna protección. Pero es que, en general, hasta hace muy poco, la exhibición nunca contaba para el ICAA en las ayudas. ¿Por qué crees que una parte tan importante de la cadena de valor del cine ha estado marginada siempre?
R.L.: Estas ayudas no son estructurales porque todavía no existe esa línea establecida. Es un sector en el que no es fácil medir el impacto en general, exceptuando las salas que trabajamos con este modelo de visibilización de cine. Además, es un sector que nunca ha reclamado apoyo nada más que cuando realmente se ha necesitado.
Entonces, por mucho apoyo que se pueda conceder, nunca es suficiente porque un cine depende fundamentalmente de la gente y de la asistencia de los espectadores. Si esto no funciona, por mucho soporte que se pueda mantener, no deja de ser una respiración artificial. Cuando se trabaja con un tipo de programación articulada para visibilizar otras películas, sí que es una excepción que en España no esté apoyada, porque realmente las políticas públicas sí que contemplan esta particularidad.
Son salas que hacen un trabajo extra de comunicación, programación, fidelización del público, colaboración con las entidades locales y asociaciones… Todos los cines otorgan una sensación de proximidad pero sobre todo estos cines de interés cultural, por así decirlo. No dejan de ser empresas privadas y cines comerciales, pero sí que hay un desequilibrio muy palpable.
C&T: Las primeras ayudas que hubo fueron para protocolos sanitarios pero luego ha habido ayudas gestionadas de manera regional. En el ICAA también tiene pensada abrir unas ayudas…
R.L.: Ahora los fondos de recuperación se han ido convocando por Comunidades Autónomas. En el caso de Galicia, que es donde está el cine que yo gestiono, las ayudas son a dos años con un tope de unos 20.000 euros que obligan que una parte importante de esta justificación esté destinada a la inversión, con lo cual obligan a hacer un gasto.
No es exactamente una ayuda a la programación. Sí que contempla una serie de baremos para esta diversidad pero en cualquier caso es muy insuficiente y, además, te obligan a hacer una inversión, a gastar un dinero, y ni siquiera se cubre el 100% de esta inversión.
Es una cosa incidental, con unos fondos pensados para salir más reforzados de esta situación. Sí había una voluntad, una promesa, de convocar cada año unas ayudas, pero este año 2022 aún no sabemos nada de esa línea y el año se está terminando (Nota: la entrevista se hizo antes del anuncio del ICAA, cuya noticia puedes leer aquí).
C&T: Uno de los problemas de los cines en España es la gran desigualdad entre el apoyo a las salas en unos u otros territorios, ¿verdad?
R.L.: Esto es un problema, evidentemente. Es necesario que se pueda articular una política coordinada pero que fundamentalmente partiese del ICAA y que, a partir de ahí, se organizase con las Comunidades Autónomas, que son las que tendrían que gestionarlo. Al final, es un sector tanto la exhibición como la distribución que funcionan enganchados en cadena.
Esto lo vimos muy bien en la pandemia. En el momento en el que había territorios abiertos y otros cerrados fue un absoluto caos porque las películas se estrenan de forma sincrónica en todo el territorio español. El parque de salas de exhibición funciona a la vez, como un tejido.
Hay un problema cuando se produce este desequilibrio de territorios, con la Administración. Por ejemplo, Cataluña tuvo un apoyo muy importante, suplementario al estatal, pero en otras Comunidades Autónomas no hubo, como en Galicia, donde fue prácticamente inexistente. Acaba creando un desequilibrio, pues algunos territorios sí pueden salir reforzados o más preparados para salir a flote.
C&T: En el mundo de la exhibición, por lo general, se defiende la ventana de exclusividad pero también hay que entender que no todas las películas son iguales. ¿Cómo entendéis desde Promio ese equilibrio entre estrenos con exclusividad para salas y otros que puedan ser simultáneos o con ventanas muy cortas con plataformas como Filmin?
R.L.: Con los estrenos simultáneos ya hemos podido ver distintas experiencias durante la pandemia y nosotros creemos que es necesario pensar y ordenarnos porque no todos los casos tienen que tratarse de la misma manera. Pero sí que creemos que es necesario una cronología de los medios, que permita que en la mente del público se pueda tener como principal foco de atención para los estrenos la sala de cine, que es elemento de arranque y el que más va a ayudar a generar ingresos en toda la cadena.
Es verdad que no hay cines en todas partes y que las plataformas hacen un trabajo muy importante a la hora de permitir acceder a las películas, pero esto no debería ser un impedimento para poder pensar juntos una forma de trabajar que permita que cada ventana pueda alcanzar el máximo de potencial de público posible, sin entrar en un escenario de concurrencia. Ahí se daría el problema, cuando distintas ventanas se convierten en concurrentes en lugar de complementarias.
Las plataformas, sobre todo las grandes, están buscando este espacio concurrencial, porque la fecha de estrenos de sus títulos coincide con las fechas de los estrenos en cines. Simplemente buscando una fecha diferente eliminaría la concurrencia en los medios de información diaria. Estos son elementos que en el día a día afectan tanto a nuestro trabajo como en la confusión mental de la gente, que no sabe muy bien cuándo y dónde se van a poder ver las películas. A lo mejor no es lo mismo para una película de los estudios que para una independiente pero esto debería poder hablarse y encontrar un patrón que permita que todo el mundo trabaje con las cartas boca arriba.
C&T: Las salas de cine están teniendo muchos problemas para recuperar la normalidad tras la pandemia de COVID. El público de los blockbusters sí está respondiendo puntualmente pero para el cine más adulto y de autor está costando mucho. ¿Qué es lo que ocurre?
R.L.: El principal problema es la desorientación y la ruptura de unas rutinas que han sido sustituidas por otras de ocio. Toda rutina cuesta recuperarla. Tras estar recluidos en pandemia, la principal rutina a recuperar y necesidad humana fue reencontrarnos con otras personas y a poder ser al aire libre. Estamos en un periodo donde el ocio principal están siendo simplemente espectáculos al aire libre y hostelería. Esperamos que, poco a poco, todos vayamos reordenándolo. Es muy frecuente todavía que venga al cine gente que acude por primera vez desde marzo de 2020.
Es un proceso que hay que intentar acompañar y animar, porque también revertiría en beneficio de todos recuperar esta normalidad, pero mientras tanto va a costar tiempo. En octubre se ha visto que la gente poco a poco va recuperando, tuvo una asistencia superior que el octubre del año pasado. Vamos a ver si se mantienen en noviembre o diciembre, que son las fechas tradicionalmente importantes.
Es verdad que hay factores externos, como el Mundial de Fútbol, que habitualmente es en verano y hay que ver qué impacto tiene en la época donde el cine independiente se juega más. Ahora mismo, están dando buenos resultados en taquilla películas como Argentina, 1985; En los márgenes, Alcarràs, Cinco Lobitos… Es muy importante que las películas españolas están funcionando como locomotoras de recuperación, son las que están tirando de la taquilla para nuestros cines.
C&T: Entonces ¿tú eres optimista? Se habla mucho de los cambios en los hábitos de consumo. Hay gente que cree que se va a tender al consumo doméstico, pero otra gente piensa que la experiencia compartida es inigualable y que va a continuar. ¿Tú crees que se va a ir recuperando?
R.L.: Hay una parte que es irreversible. Nunca se va a volver a lo mismo de antes. Contamos con la aparición y fortalecimiento de una ventana que es la de las plataformas y esto debería permitir sumar público, no quitárnoslos entre unos y otros. Poco a poco iremos viendo cómo nos vamos reordenando a nivel local e internacional.
Los mismos estudios están con sus bailes de plataformas, buscando estrategias que ni ellos mismos saben cómo van a terminar. En este sentido, no diría que soy optimista pero la exhibición ya pasó por una gran cantidad de fases parecidas, desde la televisión, los VHS, las descargas, los DVDs, las televisiones de pago… Siempre salió adelante de una forma u otra.
Lo importante es que en el camino se pierda lo menos posible. Desde las políticas públicas, en su momento, no se dio apoyo a la digitalización de las salas y fue el primer factor de cierre de muchos cines de proximidad e independientes. No es que la gente dejase de ir, es que no se pudo hacer el cambio tecnológico. Otros países pudieron afrontarlo en unas condiciones más de normalidad, porque era necesaria la apuesta de que las salas pudieran digitalizarse. En España cada uno se tuvo que buscar la vida. Además, con el VPF (Virtual Print Fee), había unas condiciones abusivas para los distribuidores y cines que se quedaron fuera.
Esperemos que las políticas públicas ahora sí puedan acompañar esta resistencia temporal porque estamos hablando de unos años que van a ser claves para el futuro de la exhibición.
C&T: Ahora que hablas de esos cierres, muchos eran de cines dentro de las ciudades, que se han perdido. Al final, en muchos lugares ya sólo queda la opción de ir a un centro comercial a las multisalas de una cadena.
R.L.: No creo que eso sea irreversible. No es normal que Pontevedra, que no es una ciudad mediana sino capital de provincia, no tenga un cine de proximidad independiente en el centro de la ciudad. Solamente cuenta con uno en un centro comercial. Como este caso, hay muchos. En Asturias y otros territorios han cerrado salas y han sido abandonados por la Administración. Deberían ponerse sobre la mesa posibilidades de recuperar esto que se perdió por un abandono de responsabilidad por parte de las instituciones culturales.
C&T: En ese ánimo de recuperar el público y competir en un contexto de cambios de hábitos de consumo, ¿qué pueden hacer los cines para buscar otras fórmulas alternativas que les permitan seguir siendo importantes en su comunidad?
R.L.: Trabajando más la promoción. Hay ser más selectivos, hay que justificar más cada selección de programación, cada título que se elige, e intentar acompañarlo de alguna forma. Esto exige que las salas tomen la iniciativa a la hora de hacer la promoción.
Hay un montón de cines en España que trabajan de esta forma pero volvemos al principio, a las pérdidas, sobretodo en cines pequeños. No es lo mismo una cadena de cines independientes, que podemos dividir esfuerzos y trabajos de acompañamiento que cines independientes de empresarios individuales, con dos o tres pantallas, que al final están con la soga al cuello todo el tiempo.
Pero va a ser fundamental esta iniciativa de los cines, hacer un trabajo de investigación, de crecer en contenidos, actualizar las páginas web, hacer una estrategia en redes sociales para conectar con una comunidad online, sobre todo la gente joven, pero también seguir trabajando a pie de calle, estableciendo alianzas con el tejido local. Todo esto va a ser clave pero es muy difícil poder mantenerse así con el motor pasado de revoluciones durante tanto tiempo.
C&T: No depende únicamente de vosotros, debería haber más implicación. En los últimos años han aparecido iniciativas de alfabetización audiovisual. Es esencial reforzar la educación para que el público sepa valorar más la imagen audiovisual.
R.L.: Esto es muy importante, es fundamental. Casi todos los cines independientes tienen programas propios de alfabetización audiovisual, trabajando con centros de enseñanza en sesiones matinales, normalmente, y organizando proyecciones especiales. Es necesaria una articulación, que de alguna forma se pueda convertir en un programa estatal.
Hasta donde yo conozco, estos programas educativos parten de las salas, que tienen que ir contactando centro por centro con los responsables, convenciendo para traer a la gente. Haría falta algo con un factor estabilizador y hacerlo conocido entre toda la comunidad educativa.
C&T: Hay algunas entidades que tienen apoyo del Gobierno pero desde las autoridades públicas en sí no se está impulsando directamente.
RL.: Sí, AulaFilm, por ejemplo. Son proyectos súper valiosos pero no dejan de ser una cosa atomizada. Es una línea de trabajo muy importante, una de las patas para poder desarrollar estas propuestas.