Por tercer año consecutivo, Casa de América acogió la presentación del Anuario del Cine Iberoamericano, en este caso referido a datos de 2017. Sin embargo, en esta ocasión el evento tuvo un desarrollo más amplio para convertirlo en un espacio de reflexión. La ‘Jornada sobre las Tendencias del Cine Iberoamericano’ se centró principalmente en la actualidad sobre la financiación y los contenidos del cine iberoamericano.

La sala Simón Bolívar de Casa de América fue ayer testigo del análisis de algunos de los mayores expertos en cine iberoamericano para debatir acerca de los datos que refleja el último Anuario del Cine Iberoamericano, así como de las tendencias que se están dando y los desafíos a los que nos enfrentamos
La jornada, organizada por MRC y Barlovento Comunicación, con la colaboración de la Fundación Euroamérica, Fundación Ortega- Marañón y Casa de América, fue iniciada con unas palabras del director general de Casa de América, Santiago Miralles, el cual quiso destacar lo mucho que esta entidad cuida el cine latinoamericano: “Tenemos una de las pocas salas en el mundo que son exclusivas para el cine latinoamericano”.

A continuación, Fernando Labrada, presidente de MRC, recalcó que más que presentar el Anuario, lo que quieren es «sacar conclusiones y hacer una reflexión” puesto que “los datos son necesarios pero no son suficientes”.
“Queremos ir dando ideas para sensibilizar a las instituciones e informar sobre los desequilibrios que existen”, apuntó Labrada, que subrayó «las desigualdades en la financiación” entre los distintos países.
Además, el representante de MRC indicó que “se pone mucho énfasis en la producción y muy poca en la distribución”. Entre los títulos de mayor éxito del cine iberoamericano del 2017, aseguró que era muy revelador que solamente hubiera una película con participación de Ibermedia en el Top-50. De hecho, solamente hay 3 coproducciones entre países latinoamericanos y hay 12 con terceros países.

La primera mesa redonda de la jornada versó sobre la Financiación y estuvo moderada por Ángel Durández, vicepresidente de la Fundación Euroamérica. Javier López Blanco, productor en Tornasol Films, señaló que son la productora española que más ha apoyado el cine iberoamericano pero que siempre han chocado “con el desinterés de los gobiernos”.
Ese desinterés es generalizado, según su opinión: “Cada país es una isla, estamos de espaldas los unos de los otros. Somos 500 millones de personas separadas por el mismo idioma. No podemos hablar de una industria común”.
Aseguró que, al estar nuestros mercados dominados por el cine USA, «son ellos los que determinan las pautas de consumo y de distribución”. Por tanto, indicó, “deberíamos plantear cómo cambiar esa realidad y recuperar los mercados nacionales”. No obstante, López Blanco se lamenta de la dificultad de esto, porque “no existen grandes productoras para abordar producciones ambiciosas” y se echan en falta distribuidores no locales. El marco legal provoca que, en su opinión, se haya perdido el reforzamiento de las empresas: «Ahora no tenemos empresas, tenemos AIEs”.

Esa visión conjunta a veces se consigue con coproducciones, puesto que son, como dice el productor de Tornasol, «una forma de unir recursos para hacer películas más ambiciosas» pero se enfrentan a la legalidad actual: “Se establecen unos condicionantes para que ruedes en una país determinado y tengas un mínimo de gastos locales y, al final, las ayudas que recibes en un país implican que no las recibes en otro. No es eficaz, hace falta una nueva regulación”.
A veces, las industrias locales se contentan con atraer rodajes extranjeros a través de beneficios fiscales. De hecho, según aseveró López Blanco, «a veces se da la paradoja de que interesa más rodar como extranjero que tener un socio coproductor local».
El papel de España, criticó López Blanco, también está en entredicho pues, como apuntó, «estamos perdiendo presencia en Latinoamérica”, en parte porque, en una coproducción, «España no se puede comprometer ni a que va a poder aportar la cantidad ni a la fecha de rodaje”.

Jesús Prieto, consejero de CREA SGR, añadió que la falta de decisiones políticas también está influida por una visión equivocada de parte de la opinión pública: “Siempre tenemos un complejo de industria subvencionada, cuando todas lo están. Necesitamos recuperar el orgullo. Las industrias se desarrollan en función del apoyo público, ya sea con subvenciones o de forma indirecta. Es inevitable”.
Prieto avanzó una circunstancia muy interesante y es que los organizadores de los Premios Platino quieren imprimirles un carácter más de mercado, acercarlo un poco más a lo que es el American Film Market.
Para CREA SGR, América Latina es también un reto prioritario, pero incidió en que “se necesita la involucración de las entidades públicas, por ejemplo, con sistemas de reaseguramiento”.

Mabel Klimt, socia del Área de Cultura, Deporte y Entretenimiento de Andersen Tax & Legal, admitió que disfrutaba de ser partícipe de este «espíritu de hibridación».
Durante el evento hubo varios comentarios sobre cómo Ibermedia debería ser más ágil para asimilar las tendencias. Klimt aseguró que “Ibermedia tiene una importante labor de revisión” y que “cada 3-4 años el sector cambia y necesitamos adaptarnos”. También añadió que “la entrada de Italia pone a España en una situación muy delicada” para obtener fondos.
Subrayó que, viendo ciertas legislaciones, se observa“de qué pie cojea cada país”. Por ejemplo, en Brasil o Portugal los incentivos fiscales los administra Cultura y en España lo hace Hacienda.
El despacho de Andersen Tax & Legal «tiene por objetivo ayudar a hacer el montaje para obtener los incentivos”. Experta en cuestiones fiscales, Klimt comentó que en Brasil se permite que los incentivos se usen para inversión en infraestructura, con lo que se acompaña a la cadena de valor, y también que en Francia se hace con la compra de catálogos preexistentes. También apunta que en Italia se admite el 100% de financiación de fondos públicos.
También se lamentó de la falta de complementariedad de ciertas patas de financiación. La representante de Andersen llamó la atención sobre el hecho de que en el Top-50 ninguna película obtiene dinero en todas ellas. “Cuando tomas algunas decisiones, se excluyen otras posibilidades”, apostilló.

La segunda mesa redonda trató de un aspecto menos industrial, el de los contenidos, y el conductor del panel fue Fernando Lara, exdirector del ICAA. El primer tema que sacó Lara fue el de la comedia, recalcando que 31 de las 50 películas iberoamericanas de más éxito en 2017 fueron de este género.
“Es el género más accesible. Los actores están vinculados a los programas de TV”, declaró Antonio Saura, director general de la agencia de ventas Latido Films. “Pero eso no tiene nada que ver con que viajen. Hay que separar el éxito local con el internacional”, añadió, aunque reconociendo que hay comedias que sí consiguen viajar muy bien.
Entre las tendencias de contenidos, Saura habló de que «ahora hay una industria muy poderosa del remake”. Puso de ejemplo el hecho de que se están haciendo bastantes versiones de comedias italianas.

Lara preguntó si se hacía menos cine latinoamericano conflictivo sobre problemas sociales. Saura señaló que “los países latinoamericanos están en una transformación continua” y que “hay un cambio en las relaciones entre el público y el cine», de forma que en Latinoamérica se replantean el tipo de cine que hacer y las distribuidoras «van a lo seguro».
“Cada vez hay más disociación entre las películas que se seleccionan en los festivales y la audiencia”, explicó el representante de Latido Films. De hecho, incidió en que “ aunque no aparezcan en el Top-50, se hacen muchísimos dramas en Latinoamérica pero el público no va a verlo”.
Además, cada vez hay más documentales, el cual, aun siendo muy diverso, suele abanderar el cine más combativo.“Pero con los documentales tenemos un atasco importante en la distribución”, recordó Saura, que comentó que plataformas VOD tampoco están cambiando demasiado este panorama porque “sólo compran lo que les dicen los algoritmos”.

Juan Carlos Lossada, que es un gestor cultural y un experto en cine iberoamericano, también habló sobre comedias y comercialidad. “Me parece reprochable que haya habido un cierto atrincheramiento argumentando que las comedias son de baja calidad, cuando son buenas para la conformación de una audiencia”, manifestó.
De hecho, fue más lejos y criticó la excesiva influencia de los festivales.“La tendencia de agradar a ciertos círculos de festivales le ha hecho mal a muchas cinematografías. Se tiene que recobrar la comunicación con el público”, afirmó Lossada.

El gestor cultural, en relación a la escasez de coproducciones iberoamericanas, dijo que es algo que se debe “a las circunstancias económicas y a cambios en las políticas de las instituciones”. En ese sentido, añadió que “a Ibermedia le corresponde interpretar lo que está pasando» y que corremos el riesgo de quedarnos «en la concepción clásica del diseño de una película”.
Fernando R. Lafuente, escritor y director de la Fundación Ortega – Marañón, dio la perspectiva de alguien del mundo cultural pero que no trabaja en la industria cinematográfica. “La marca ‘cine en español’ debería ser intocable e implacable porque en ese barco vamos todos”, indicó.
Remarcó la importancia de un esfuerzo en esta línea ya que “las películas marcan el imaginario de las personas y las naciones, así que hay una enorme posibilidad”. Algunos países, de hecho, lo entienden perfectamente. Lafuente puso como ejemplo a Reino Unido, que “han creado de su Historia toda una industria”.
Respecto a los géneros, cree que el drama ha menguado porque «lo vivimos en la calle, así que para qué vamos a reincidir”. Sobre el auge del thriller en el cine español, apuntó que se trata de un género urbano que es «propio de sociedades desarrolladas» y en el que se reflejan «mujeres emancipadas».

Al hilo de lo que esperan los festivales de cine de cada país y el sentido de que se rechacen ciertas propuestas, Lafuente cree que “tiene que ver con el exotismo, con la imagen que se proyecta en el exterior”.
El otro contertulio de este debate fue Ricardo Vaca, presidente de Barlovento Comunicación, que apuntó que hay que saber “armonizar industria y cultura” y que debemos trabajar en el concepto glocal, es decir, contenidos locales pero que sean accesibles y atractivos en el mercado global.
“Estamos viviendo un nuevo tiempo. No podemos equivocarnos de eje. El contenido ya no es el cine únicamente y la tecnología lo va a modificar”, expuso Vaca, que también consideró muy importante, aparte de los nuevos formatos y las nuevos patrones de consumo, que las industrias nos preguntemos para quién hacemos cine.

La mesa redonda, en la que también se tocaron someramente temas como el crecimiento del cine de animación iberoamericano y el realizado por directores debutantes, fue relevada por una intervención de clausura a cargo de Enrique Vargas, coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano de la SEGIB.
Vargas subrayó la importancia de crear espacios de reflexión. Asimismo, rechazó la idea de que no exista una industria iberoamericana. En su opinión, se está construyendo y quiso resaltar que hay cinematografías que en los últimos años se han incorporando y que antes no existían prácticamente.
A pesar de su optimismo, reconoció que es necesaria una “revisión urgente” de iniciativas como Ibermedia y también estimó como crucial “sumar a la juventud” en el diseño de las nuevas políticas.