El traslado del mayor mercado de películas de cine de Los Ángeles a Las Vegas ha generado grandes dudas, pero también enormes expectativas, entre los profesionales del cine mundial. La nueva edición del AFM ha cerrado sus puertas. ¿Cuál ha sido el balance final? Por Guillermo Velasco.
Este pasado domingo ha finalizado la última edición del American Film Market (AFM), que se ha celebrado en la sede única del Hotel Palms Casino Resort de Las Vegas. Está edición se ha celebrado del martes 5 al domingo 10 de noviembre. El inicio del mayor mercado de cine del mundo coincidió con el supermartes electoral norteamericano, pero ni eso impidió que las Vegas congregara a más de 7.500 profesionales del negocio y la creación audiovisual. Ha sido la edición número 43 de esta imprescindible cita mundial de compra-venta de derechos de cine. La primera edición, que se celebró en Los Ángeles en 1981 por la IFTA (Independent Film & TV Alliance) era un intento de abrir el mercado audiovisual independiente al mundo. Durante muchos años las películas de los grandes estudios conquistaban los mercados y espectadores de medio mundo, a través de sus potentes estructuras de distribución. Pero había otro tipo de producciones, una especie de “Off Hollywood”, que se salían del rígido esquema empresarial dictado desde Los Ángeles y que intuían la enorme demanda que acabaría surgiendo para los productores independientes. Así que, ¿por qué no ofrecer películas independientes a compradores de otros países para llegar a mercados donde solo había cine de los grandes estudios?
Los inicios del AFM
Las primeras ediciones del AFM surgieron así a orillas del Pacifico, en Santa Mónica, a una veintena de kilómetros de los grandes estudios, las bien llamadas “majors” como Warner, Columbia, Disney, etc. La oferta estaba compuesta por productores independientes que necesitaban pre vender sus derechos de distribución mundiales a jugadores locales, que no podían acceder al cine hecho por los estudios, para nutrir a los cines, por ejemplo, de España. En esos años, el mercado audiovisual estaba regido por un estricto sistema de “ventanas de explotación”: primero se estrenaba una película en cines (salas cinematográficas), luego en home video (video de alquiler y video de venta doméstica), luego a las diferentes opciones de televisión (en abierto, de pago, regional, local etc.) y como último eslabón, los denominados “ancillary rights”, como trenes y aviones, colegios, y otros medios menores. Por poner solo un ejemplo, en 1981, año de celebración del primer AFM, había en España más de 4.000 cines, mientras que hoy en día, su número ha descendido a poco más de 1.400. Ni que decir tiene que la primera ventana, el estreno en cines, era de vital importancia. Porque un estreno en cines masivo y bien promocionado no solo generaba sólidos ingresos de taquilla, sino que maximizaba las ventanas de explotación posteriores. Es decir, que una película de cine incrementaba su valor en su lanzamiento en video o en su estreno en televisión si había sido un éxito de espectadores en salas.
Y este sistema, que arrancaba en el estreno en cine, tenía que ser alimentado por una mayor cantidad, y variedad, de películas. El mundo se convertía rápidamente en un lugar más diverso, con más sensibilidades, y con más apetito por propuestas “distintas” de las de los grandes estudios. Es aquí donde cobran importancia los productores independientes. Durante 43 años, la mayoría de ellos en Santa Mónica, el AFM ha pasado por fases de crisis y también grandes fases de bonanza. Los “años malos”, los llamados buyers market, eran aquellos en los que la oferta excedía a la demanda. Muchas películas no se vendían, los precios acaban cayendo y los plazos de venta se ralentizaban. Es decir, la diferencia entre el “asking price” (el precio de venta) y el ”take Price” (el precio final pagado por el comprador), eran muy distintos. Pero también hubo muchos años de “sellers market”, es decir, había mucha más demanda (apetito) por las películas, que películas disponibles. Esto hacia subir los precios y acelerar las ventas. Y eso, en un país como EEUU y una ciudad como Los Ángeles, se solía celebrar con estruendo y poca mesura. Pero fueran mejores, o peores momentos económicos, al final en el AFM siempre ha habido dos grandes mantras: “Content is King” y “Show me the Money”.
Y así llegamos en este artículo al “atrevimiento” de desplazar este gran mercado audiovisual de la mítica Los Ángeles a la ensordecedora Las Vegas… ¿qué habrá pasado en Las Vegas?
El AFM 2024 en números
El AFM ha gozado de muy buena salud este 2024: asistencia récord de más de 7,500 profesionales acreditados, un aumento significativo respecto a ediciones previas, destacando no solo la presencia de gigantes del cine sino también la inclusión de nuevos actores internacionales. Hubo más de 1,000 de 43 países, una verdadera constatación de la actual globalidad y, cantidad, del mercado cinematográfico. Entre los expositores se incluyen 286 empresas de ventas, producción y distribución, junto con organizaciones comerciales internacionales y comisiones cinematográficas. Empresas como A24, Lionsgate, Neon, Pathé Films, Studio Canal, WME Independent y XYZ Films, entre otros.
La edición de este año también ha destacado por la cantidad de películas presentadas: en concreto más de 500 participaron en la oferta de distribución, incluyendo títulos de cine independiente, grandes producciones y coproducciones internacionales, además de más de 200 proyecciones de películas (en los cines Brenden del Palms). Por otra parte, en un contexto de creciente digitalización y nuevas plataformas, se mostró un aumento en las películas adquiridas por plataformas de streaming, que fueron un tema central durante las conferencias.
¿Es esto un reflejo de las tendencias en la industria cinematográfica global? Esto suelen ser puntos a analizar en las famosas conferencias y charlas del AFM, donde destacaron una “renovada atención hacia el cine de género”, como el thriller psicológico, el cine de terror, la ciencia ficción y los dramas familiares, que siguen capturando la atención de las audiencias internacionales. Además, el cine de autor y los proyectos independientes siguen siendo un pilar fundamental para muchos compradores, a pesar del dominio de las grandes franquicias de Hollywood.
Otro tema destacado, como no, fue el uso de la IA en la creación de contenido, sus implicaciones legales y su papel en la llegada del producto audiovisual al público. Netflix, Amazon Prime Video y Disney+ siguen dominando, pero también se observan nuevos modelos de negocio que permiten que el cine independiente acceda a mercados más amplios sin depender exclusivamente de los canales tradicionales de distribución. De todas las opiniones vertidas respecto a las tendencias generales el sector, una de las que mejor describen la situación es la de John Smith, CEO de Fireside Films, que dijo que “la industria está pasando por una transformación sin precedentes, pero sigue siendo un terreno fértil para el talento creativo. Lo importante es adaptarse a las nuevas formas de distribución sin perder el foco en la calidad”. Es decir, la IA aporta aún poca innovación a la creación, donde el factor humano seguirá siendo “King”, pero está revolucionado de raíz la llegada del producto al consumidor, es decir, la distribución. Ahora, el modelo tradicional de distribución cinematográfica está siendo desafiado por el enfoque de ofrecer el cine directamente al espectador. En lugar de pasar por intermediarios como los distribuidores y exhibidores, los estudios lanzan sus propias operaciones de streaming para llegar directamente a sus audiencias. Y esto supone también una mayor recolección de datos sobre las preferencias de los espectadores. Se invierte en infraestructuras tecnológicas y digitales para ser competitivo y cada vez se habla más de las estrategias de lanzamiento simultáneo, donde una película se estrena tanto en cines como en plataformas de streaming al mismo tiempo. Esto ya es casi la norma, lo que aumenta la presión sobre las salas de cine.
Participación de empresas y entidades españolas
Aparte de la presencia “autónoma” de empresas españolas, el ICEX sirvió de nuevo de paraguas para muchos distribuidores, agentes de ventas y compradores para explorar oportunidades de distribución. Los profesionales españoles saben bien que el mercado es global, el espectador es global y los negocios son globales. Y quieren su parte del pastel de 2.500 millones de dólares que se calcula que puede negociarse en una cita como este AFM 2024. De acuerdo con los organizadores del evento, se observó un aumento en el número de inversiones extranjeras en proyectos estadounidenses y viceversa. También otro de los mercados naturales para España, el iberoamericano, ha visto incrementada su presencia con un mayor número de compradores y coproductores de México, Colombia y Argentina.
ICEX aprovechó el marco de la AFM y organizó un evento para promover los rodajes en España. Tuvo lugar en el restaurante español Telefèric y contó con la presencia de empresas de servicing, VFX, etc. españolas y productores y location managers angelinos. Empezó con la presentación del nuevo cónsul español así como el nuevo responsable de la oficina comercial en Los Ángeles, seguido de un vídeo promocional y una pequeña entrevista a una productora y una location scout que comentaron de sus buenas experiencias rodando en España. Finalmente, el evento concluyó con un cóctel donde los diferentes representantes de las empresas españolas pudieron establecer contactos con sus potenciales clientes.
Nos guste más o menos Las Vegas como nueva sede del AFM, con sus luces, su ruido y su increíble concepción de espectáculo, el AFM ha demostrado, una vez más, su relevancia como punto de encuentro global para los profesionales del cine. En un mundo cinematográfico que evoluciona rápidamente debido a las plataformas digitales, la inteligencia artificial y los cambios en las audiencias, este evento continúa siendo un foro vital para las transacciones internacionales, las coproducciones y las negociaciones de derechos de distribución. Las tendencias observadas, como el aumento de la demanda de cine independiente, la búsqueda de nuevos géneros y el creciente papel de las plataformas de streaming, perfilan un panorama en constante cambio, pero lleno de oportunidades para aquellos que sepan adaptarse.
El papel de España en este contexto no puede ser subestimado. Las productoras españolas, tanto de cine como de televisión, siguen ganando terreno en el mercado global, mostrando que el cine español tiene un futuro brillante en el mercado internacional. Pero deberá ser consciente que todo dependerá de poner el foco en la innovación, la diversificación de contenidos y la adaptabilidad ante los nuevos modelos de consumo. Y deberá hacerse asumiendo los desafíos creativos por parte de todos los actores de la industria.