Hace unos días publicamos una entrevista con dos de los responsables del Goya a Mejor Sonido para Adú. Continuamos esta serie con uno de los premios técnicos más relevantes para Akelarre el de Mejores Efectos, gracias al trabajo de Twin Pines en los digitales y Drama FX en los especiales. Hemos hablado con la premiada Ana Rubio, productora de VFX de Twin Pines, para conocer su trabajo en el film. Por Carlos Aguilar Sambricio

Es el primer Goya para Twin Pines, si bien Juanma Nogales había estado ya tres veces nominado. «Fue muy emocionante. Primero porque es una película a la que le tenemos mucho cariño y segundo porque sentimos que es un reconocimiento al trabajo de un gran equipo que siempre intenta dar lo mejor de sí mismo», indica Rubio.
Su equipo de VFX para el film estuvo compuesto por unas 20 personas que trabajaron en unos 150 planos. Twin Pines es un estudio de referencia en nuestro país. «Hemos desarrollado un pipeline muy sencillo pero que funciona muy bien (…) A nivel de hardware estamos creciendo cada día más, acabamos de mudarnos a un nuevo espacio con nuevas instalaciones de red, un aumento considerable en el almacenamiento y en granja de renders», explica la productora de VFX.
Trabajan con NukeStudio para la edición de VFX y para alimentar al equipo con planos de VFX, la gestión de proyectos la llevan con Ftrack y para sacar el trabajo del día a día utilizan fundamentalmente Maya y Nuke. «Una vez acabados los trabajos, volvemos NukeStudio para visionados y exportación de materiales», añade Rubio.

Normalmente, la clave en este segmento es pasar desapercibido y esto también se aplicó a una propuesta tan potente visualmente como la de Pablo Agüero. «Las pautas fueron claras. Trabajar con Drama FX para conseguir que el akelarre final fuera realista y conseguir situar esas acciones al borde de esos acantilados inexistentes. Hay un diseño y una mirada en los VFX en Akelarre que permite contar la historia que Pablo quería optimizando los recursos para poder cuidar al máximo cada intervención de VFX», nos cuenta sobre las intenciones y comenta que con Drama siempre trabajan «muy muy bien» y hay «un entendimiento mutuo».

Según manifiesta Rubio, la postproducción fue sencilla porque estaba bien planificada: «Hay un trabajo excelente de montaje y de coordinación que nos facilitó en todo momento los procesos. Luego, la relación con la empresa de color (la argentina Cinecolor) fue igual de fluida, no hubo ningún tipo de problema. A nivel de VFX, nos enfrentamos a planos muy complejos técnicamente pero nos dieron suficiente tiempo para poder trabajar en condiciones».
El akelarre final concentra una parte importante de los efectos. La primera hoguera en la película era física pero «luego la replicamos, generamos dummies 3D que se quemaban dentro de esos fuegos de Drama».
No obstante, lo más complejo fue el plano final en el acantilado. «Fue un reto bastante grande: empezamos trabajando con el DoP Javi Agirre definiendo el look de la noche, que marca muchísimo el trabajo posterior de VFX; también con Pablo Agüero a nivel de planificación y diseño de movimientos de cámara para poder contar en un solo plano todas las acciones que tenían que suceder allí —expone Rubio — Sacamos fotogrametría del lugar con un dron y posteriormente, ya en la oficina, diseñamos el filo del acantilado y el mar que añadimos en los planos más generales».
Por lo demás, también cabe reseñar los matte paintings de acantilados, los barcos en el mar o la relaciones de espacios.