It Was Just an Accident se alza con la Palma de Oro en una edición con apagones, ovaciones interminables y discursos de resistencia. Oliver Laxe, Joachim Trier, Bi Gan, Melliti y Moura completan un palmarés que confirma el pulso autoral de un festival que no baja la guardia. Por Fátima Jarmouni.
Cannes 2025 bajó el telón de su 78ª edición con una ceremonia accidentada, marcada por un apagón eléctrico que interrumpió parte de la gala de clausura, pero también por una selección de premiados que confirma el compromiso del certamen con el cine de autor, la crítica política y las narrativas arriesgadas. El gran protagonista de la noche fue el director iraní Jafar Panahi, que se llevó la Palma de Oro por It Was Just an Accident, una obra que, en palabras del jurado, “trasciende la ficción para hablar del miedo, el poder y la resistencia”.
Panahi, que rodó la película bajo restricciones del régimen iraní, logra con este título cerrar su particular círculo europeo tras haber ganado el Oso de Oro en Berlín y el León de Oro en Venecia. El film ha sido respaldado por la distribuidora Neon, que encadena así su sexta Palma de Oro consecutiva, consolidando una estrategia de apuesta clara por el cine más comprometido y arriesgado de la competición.
El Gran Premio del Jurado fue para Sentimental Value, del noruego Joachim Trier, un drama familiar protagonizado por Elle Fanning y Renate Reinsve que logró una de las ovaciones más largas del certamen: 19 minutos de aplausos en su estreno oficial. La cinta explora el duelo, la herencia emocional y los vínculos afectivos con una delicadeza que emocionó tanto al público como a la crítica.
El Premio del Jurado, por su parte, fue concedido ex aequo a Sirât, del español Oliver Laxe, y a Sound of Falling, de la alemana Mascha Schilinski. La película de Laxe (ambientada entre Marruecos y Galicia) fue aplaudida por su propuesta poética, su dimensión espiritual y el uso del paisaje como espejo interno. Con este premio, Laxe confirma su lugar como uno de los nombres más sólidos del cine español contemporáneo en la escena internacional.
Entre los galardones individuales, el brasileño Kleber Mendonça Filho recibió el premio a Mejor Dirección por The Secret Agent, una reinterpretación libre de la novela de Joseph Conrad, que también dio la oportunidad a Wagner Moura de llevarse el premio a Mejor Actor. El papel de Moura, un hombre atrapado entre espionaje y convicciones políticas, fue uno de los más aplaudidos de la sección oficial.
La actriz Nadia Melliti fue reconocida con el premio a Mejor Actriz por su trabajo en The Little Sister, una historia íntima sobre el trauma migrante contada desde la mirada de una niña tunecina criada en Francia. El premio al Mejor Guion recayó en los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne por Young Mothers, una obra sobria pero conmovedora sobre la maternidad forzada en un centro de menores.
En el apartado técnico, el Premio Especial del Jurado fue para Resurrection, del chino Bi Gan, una de las obras más comentadas por su estética onírica y su montaje laberíntico. También fueron reconocidos Ruben Impens, por la dirección de fotografía, y Éponine Momenceau, por el diseño de sonido.
Cannes no fue solo competición. La edición de 2025 fue también un escenario de momentos inesperados y figuras que acapararon miradas. El apagón que dejó sin luz parte del Grand Théâtre Lumière durante la clausura obligó a parar la gala durante varios minutos, hasta que se restableció el suministro con generadores. Lejos del dramatismo, el incidente fue asumido con humor por la organización, que lo convirtió en uno de los grandes temas de conversación en redes.
El festival también rindió homenaje a dos figuras históricas del cine estadounidense: Robert De Niro y Denzel Washington, que recibieron Palmas de Oro Honoríficas por su trayectoria, entre ovaciones y palabras que invitaron a recordar la historia viva del cine norteamericano.
Cannes 2025 ha dejado una edición marcada por la reivindicación, la emoción y el riesgo. Una edición que no ha tenido miedo a premiar el cine incómodo, la crítica directa o la mirada autoral más radical. Un año más, el festival reafirma su posición como espejo de las inquietudes de su tiempo y como un espacio donde el cine no solo se exhibe, sino que se discute, se incomoda y se transforma.