La irrupción de la Inteligencia Artificial obliga a crear estrategias comerciales que consideren su impacto

31 mayo, 2023

La lista de cosas aterradoras que la IA puede hacer sigue aumentando, incluso según sus propios creadores, quienes piden una regulación en base a sus intereses, aunque sólo hasta cierto punto, es decir, regúlame… pero sólo la puntita... Por Juan García

El conocido como padrino de la IA, Geoffrey Hinton, recientemente renunció a su puesto en Google para poder hablar libremente sobre los peligros de esta tecnología. «Es difícil ver cómo se puede evitar que los actores malintencionados la utilicen para fines negativos», afirmó. Sam Altman, CEO de ChatGPT, ha solicitado personalmente una regulación “a su medida” en diversas intervenciones ante el Senado de los Estados Unidos y en encuentros con altos dirigentes europeos. Incluso el famoso Elon Musk, junto con otros 1.000 expertos, pidió en una carta abierta una moratoria en el desarrollo de estas tecnologías por “el bien común”.

Pero, ¿cómo se podría regular? ¿Cómo se podría detener el desarrollo y la investigación llegados a este punto? Hasta ahora, nadie ha presentado un plan creíble para lograr cualquiera de las dos opciones. Por el contrario, parece que todos están tratando de jugar sus cartas de la mejor manera posible para no ser arrastrados por la avalancha que se avecina.

LA PARTE MALA…

¿Por qué es tan complicado? Simplemente porque nosotros somos complicados. Se espera que la IA tenga una base moral sólida, tomando como base datos sobre los humanos. Esto suena un poco iluso considerando que somos la única especie en el planeta que miente, mata y construye armas de destrucción masiva por poder o simple placer. ¿No sería un oso panda un modelo más acertado para esta empresa?

Si logramos superar estos problemas, nos encontraremos con los dilemas éticos relacionados con la privacidad de la identidad digital de cada individuo. Si queremos regular algo tan poderoso de manera efectiva, la experiencia del usuario no puede seguir siendo «anónima» como hasta ahora. Sam Altman y sus altruistas ayudantes (en pro de una humanidad mejor, una vez más) han estado escaneando los iris de nuestros ojos durante meses a cambio de una compensación en criptomonedas. ¿Sorprendente? Prepárense, porque esto va cuesta abajo sin frenos.

Una vez superados estos obstáculos, aún queda el espinoso problema de las fuentes de datos que alimentan a estas inteligencias. ¿No deberían los propietarios de esos datos recibir una compensación? Por ejemplo, si solicito que una IA modifique un selfie al estilo de Picasso, ¿no debería compensarse directamente a los dueños de la propiedad intelectual que respalda este servicio? Después de todo, hay un interés económico detrás. ¿O solo importa identificar al individuo y no a la propiedad intelectual que sustenta todo este tinglado?

Antes de que nos mareen con cánticos sobre subsidios y rentas básicas, veamos cuáles son los principales peligros según la propia ChatGPT:

Respuesta textual de ChatGPT a la pregunta :¿Cuáles son los principales peligros de las inteligencias artificiales?

(…)Desplazamiento laboral: A medida que la IA se vuelve más avanzada, existe la preocupación de que reemplace a los trabajadores humanos en diversas industrias. Los avances en la automatización podrían llevar a la pérdida de empleos en áreas como la manufactura, el transporte y la atención al cliente.

Sesgos y discriminación: La IA se basa en algoritmos y datos, y si estos datos están sesgados o incompletos, los resultados generados por los sistemas de IA también pueden serlo. Esto podría resultar una discriminación en áreas como la contratación, los préstamos y la justicia, perpetuando desigualdades sociales existentes.

Privacidad y seguridad: La recopilación masiva de datos para entrenar sistemas de IA plantea preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de la información personal. Si no se maneja adecuadamente, existe el riesgo de que los datos caigan en manos equivocadas o se utilicen para fines maliciosos.

Dependencia excesiva: A medida que confiamos cada vez más en la IA para tareas críticas, existe el riesgo de una dependencia excesiva. Si los sistemas de IA fallan o son atacados, podríamos encontrarnos en situaciones vulnerables sin las habilidades humanas necesarias para responder adecuadamente.(…)

A modo de ejemplo, merece especial mención el proyecto Mind-Video, que es capaz de reconstruir las imágenes que se proyectan en tu cerebro. Por ejemplo, cada mañana podrías tener un video con lo que soñaste esa misma noche, tanto tú como cualquier otra persona. ¿Acaso no leíste las condiciones cuando escaneaste tu iris a cambio de crypto-calderilla? Disculpad la broma.

Todo esto se mezcla con nuestras ideas apocalípticas, influenciadas por películas de Hollywood, sobre los futuros distópicos que nos traerán las inteligencias artificiales. Uno casi se siente tentado a arrancar uno a uno todos los circuitos de nuestro pobre ordenador de sobremesa, que en su último aliento nos rogará: «no me desconectes… Dave».

El miedo es bueno, pero el miedo racional.

Y LA PARTE BUENA!

Se espera demasiado de estas tecnologías, especialmente a corto plazo en el entorno empresarial. Este enfoque salvajemente capitalista podría ser una de las formas más aburridas de desaprovechar los beneficios que nos puede brindar la IA. Es difícil imaginarla como motor de un entorno creativo pero no tanto como una herramienta más al servicio de la creación y optimización de procesos.

En el mundo audiovisual las aplicaciones son infinitas. El ahorro de costes no solo en las fases de producción, sino también en la distribución o UX son demasiado interesantes como para dejarlas pasar. La gran disrupción será la posibilidad de producir contenidos de alta calidad ultra personalizados, siempre y cuando se llegue a buen puerto con la problemática de la propiedad intelectual.

Se me ocurre una idea sencilla: restaurar clásicos de una manera completamente diferente. Por ejemplo, cuando se estrenó «Lo que el viento se llevó», se hizo en un formato de pantalla de 1,37:1. Sin embargo, en algún reestreno en salas se transformó a un formato de 2,20:1, recortando imagen en la parte superior e inferior. ¿Y si la IA nos ayuda a hacer una conversión sin perder el aspecto original?

Pero la lista es interminable: El rejuvenecimiento de Harrison Ford, algunos de los efectos especiales de TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES, el test de sincronización de los labios que se publicó con FALL… la lista aumenta cada día.

LOS PRECEDENTES DEL MUNDO DE LA MÚSICA

¿Qué sucedió en el mundo de la música? Hace años, antes de Spotify o Napster, las grandes compañías discográficas eran las únicas que tenían las herramientas de producción, distribución y promoción para cualquier artista con ambiciones de éxito. Sin embargo, ahora cualquier persona puede grabar un disco con un sonido profesional en el salón de su casa, distribuirlo masivamente a su público e incluso forjarse una exitosa carrera (con matices, por supuesto). Esto es precisamente lo que le sucedió a Billie Eilish. Después de cosechar un gran éxito con un tema autopublicado, dio el salto a un gran sello discográfico y, a partir de ahí, se hizo conocida a nivel mundial en la industria de la música.

Aquí es donde una estrategia comercial adecuada y las comunidades artísticas en línea, que ya existen de forma gratuita, benefician tanto a un artista emergente como a un sello discográfico. Esto reduce en gran medida el riesgo de invertir en un producto del cual ya tienen resultados concretos de su público objetivo. ¿Qué es sino Operación Triunfo?

En el mundo audiovisual, todavía falta mucho para llegar a este punto. De hecho, actualmente se está sufriendo una dura huelga de guionistas, a la que presumiblemente se unirán más colectivos, lo que amenaza con causar un serio daño a una estructura que ya estaba tambaleándose y que está atravesando una crisis de identidad tras la pandemia.

EL ALMA (DISRUPTIVA) DE LA MÁQUINA

El auge de ChatGPT y su ejército de clones (y los problemas logísticos con China) está generando una gran demanda de hardware en empresas como NVIDIA o AMD, lo que está impulsando su crecimiento en los mercados de valores.

Estos componentes, que antes eran necesarios para la minería de criptomonedas, están experimentando una segunda vida gracias a las IAs. Esto ocurre justo cuando su actividad está en su punto más bajo desde la llegada de Ethereum 2.0 y el abandono del modelo de Prueba de Trabajo, que requería una gran potencia computacional. En otras palabras, el poder de procesamiento de datos necesario para la IA está ahora disponible y, en un corto período de tiempo, es posible que ya no dependa exclusivamente de las 3 o 4 grandes empresas tecnológicas que todos tenemos en mente.

El usuario común va a hacer un uso intensivo de estas herramientas, basta con echar un vistazo a las redes sociales, que están repletas de contenido generado por los propios consumidores. Los productos audiovisuales necesitan una estrategia adecuada en estas ventanas de promoción para que los consumidores se apropien de ellos y creen sus propias versiones de tu contenido. Este tipo de marketing es orgánico, de un valor incalculable y llega al público joven de una manera que ningún otro medio puede hacer en la actualidad. Aquellos que descarten o limiten este tipo de estrategias estarán desperdiciando una gran parte del poder comercial de su producto y posiblemente pondrán en peligro su viabilidad. Si no lo haces tú, otros lo harán.

Todo esto nos lleva a pensar que, aunque habrá grandes «marcas» que dominarán los contenidos, también habrá espacio para la explosión de microcontenidos y servicios ultra personalizados.

LA SEMILLA ESTÁ CRECIENDO

Recientemente, la cadena de cines MK2 anunció un acuerdo directo con YouTube para realizar varios eventos durante todo el año en los que se exhibirán contenidos seleccionados de la plataforma de streaming. ¿Sabéis lo que esto significa? Producto directo del creador al consumidor a través de una sala de cine.

Si observamos las plataformas de streaming más consumidas a nivel europeo, YouTube se encuentra entre las primeras posiciones, con una cantidad de usuarios impresionante y además siendo una de las mayores plataformas de publicidad del mundo.

Según datos de ANNEX CLOUD:

(…)El 25% de los resultados de búsqueda de las 20 marcas más grandes del mundo son enlaces a contenido generado por el usuario. (kissmetrics)

Los consumidores pasan en promedio 5,4 horas al día con contenido generado por el usuario.

Según esta fuente, diariamente se suben 350 millones de fotos en Facebook y 80 millones en Instagram, junto con 432.000 horas de videos en YouTube.

El 82% de los compradores dice que el contenido generado por el usuario es extremadamente importante en el momento de decidir sobre las compras.(…)

Evidentemente esto incluye gran parte de la social media que todos los días inunda nuestras redes sociales y aunque mucha gente pueda argumentar que eso no es cine ni tiene nada que ver con él, es la forma en que las nuevas generaciones consumen historias y se relacionan con las marcas. Esto nos afecta a los cines sí o sí.

Si no tenemos una presencia notoria como empresas y como industria dentro de estas comunidades, corremos el riesgo de que para las nuevas generaciones no tengamos historias interesantes que contar. Por eso, a pesar de que la propuesta de MK2 no es nueva, en este momento es uno de los movimientos más interesantes de los últimos meses.

VAMOS A MORIR TODOS… (ALGÚN DÍA)

Sin duda, a las IAs se les atribuyen problemas que son de naturaleza humana y que existían mucho antes de su aparición. Con una comprensión equilibrada de los peligros y beneficios de la IA, podemos aprovechar su potencial para impulsar la creatividad y la innovación en todas las industrias.

Si la industria audiovisual logra obtener impulso gracias a las comunidades de creadores que existirán, se generará un impulso beneficioso en todos los aspectos y para todos los eslabones de las cadenas de valor y explotación del cine. Puede que sea mucho más productivo seguir el ejemplo de Billie Eilish aprovechando las nuevas oportunidades del mercado, y no el de Metallica que en su momento denunció a Napster.

Quién sabe, puede que la IA se vuelva malvada y acabe con todos nosotros, pero a menos que te llames Sarah O’Connor, no te preocupes, quédate tranquilo en el sofá. En ese caso serás un mero espectador.

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