La Fundación Alternativas ha organizado hoy un debate en el Instituto Cervantes de Madrid titulado ‘La cultura en las relaciones internacionales de la Unión Europea’. Durante el evento se abordó el papel de la cultura tanto como elemento clave entre el diálogo entre distintas regiones como por su valor de industria. «Las industrias culturales dan mucho empleo, son un factor para la pluralidad de las democracias y un poderoso motor en la innovación», ha indicado Juan Llobell, director de Comunicación y Relaciones Internacionales de Bertelsmann.

El plan del trabajo de la Unión Europea para el último trienio a nivel cultural tiene por objetivo el fomento de una cultura accesible e integradora, la protección del patrimonio cultural, el desarrollo de la economía creativa en el marco de la innovación y la promoción de la diversidad.
En este sentido, la Fundación Alternativas ha querido fomentar el análisis de la promoción de la cultura como instrumento y lenguaje común de la ciudadanía europea.
Desde 2007 la acción cultural de la Unión Europea se enmarca en la Agenda Europea para la Cultura, que se fundamenta en la diversidad y el diálogo intercultural, la creatividad y la cultura como catalizador de las relaciones internacionales. Para el periodo 2015-2018 el plan busca la protección del patrimonio cultural, el desarrollo de la economía creativa en el marco de la innovación y la promoción de la diversidad.

En 2011 el Parlamento Europeo aprobó la resolución sobre la dimensión cultural en la acción exterior de la UE. Europa necesita promover una cultura europea que trascienda fronteras externas e internas.
El evento ha estado patrocinado por Bertelsmann, cuyo director de Comunicación y Relaciones Internacionales, Juan Llobell, ha dado la bienvenida a los abundantes asistentes. En su opinión, «la cultura es uno de los grandes tesoros que tiene Europa para competir en la era de la globalización»
«Las industrias culturales dan mucho empleo y son un poderoso motor en la innovación. Además, son un factor para la diversidad y la pluralidad de las democracias», ha señalado el representante de Bertelsmann, que además ha opinado que «Internet plantea un desafío que, si no se manejan de manera inteligente, nos debilitará».

A continuación, ha intervenido brevemente también el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, que ha subrayado que, aparte de las ayudas, «lo más importante para los autores es que nuestras obras se vean y viajen». El guionista y director ha indicado que en las relaciones iberoamericanos siempre ha notado que «el país europeo es el eje estratégico», por su papel de puente entre América y Europa.
Así y todo, ha reconocido lo difícil que es a veces la política cultural: «El mundo de la cultura es difícil porque hay muchos egos y siempre añadimos inquietud e incertidumbre en todas las decisiones que hay que tomar».
Mesa redonda en el Instituto Cervantes
El núcleo de este evento ha sido la mesa redonda que estaba moderada por Inmaculada Ballesteros, directora del Observatorio de Cultura y Comunicación para la Fundación Alternativas, y que ha reunido a Javier Solana, patrono de la Fundación Alternativas y presidente del Center for Global Economy and Geopolitics de ESADE; Alfonso Lucini, director de Análisis y Estrategia en el Instituto Cervantes; Eduard Miralles, presidente de Interarts; y Silvio Gonzato, director para Strategic Communication and General Affairs en el European External Action Service.
Alfonso Lucini ha iniciado el debate resaltando que «el papel de la cultura en las relaciones tanto externas como internas es algo que nos une a los europeos y algo que podemos exportar», en el sentido de «ejercer influencia basada en nuestros valores».
El término cultura es muy amplio, por lo que Lucini subraya que «hay que distinguir entre la cultura como diálogo intercultural y como industria cultural». Conviene recordar también la importancia de este segundo papel, pues más del 3% del PIB en Europa viene de esta industria.

Según el representante del Instituto Cervantes, hay que hacer un «mayor esfuerzo en educación y pedagogía» y recomienda, en este sentido, que se editen libros de Historia que subrayen el proyecto colectivo europeo y su cultura conjunta.
El italiano Silvio Gonzato ha expresado que «lo que Europa puede exportar es diversidad» y considera que es crucial «en estos momentos de inseguridad». La cultura, ha declarado, «es una plataforma poderosa para establecer diálogos y combatir la radicalización y la confusión».
La cultura también sirve como vehículo de desarrollo social. «Cuando combinas la creatividad con desarrollo social, mandas un mensaje poderoso pero sin imposiciones, introduciendo un diálogo», ha comentado Gonzato.
Eduard Miralles, de hecho, está muy involucrado en la relación entre cultura, cooperación y desarrollo, pues Interarts, que tiene más de 20 años de vida, es un laboratorio de cooperación cultural. En su opinión, es clave «el papel de la cultura en el desarrollo local» y «no solamente hay que transformar la cultura en conocimiento, sino el conocimiento en innovación».

En esta entidad trabajan de forma especial lo transeuropeo y ha mencionado que han hecho muchos campus de cooperación con América, África y Asia. Ha puesto como ejemplo algunos proyectos como el plan de tres años para recuperación cultural en Kosovo o un trabajo para la Comisión Europea con proyectos para la ribera sur del Mediterráneo.
Javier Solana sugirió no quedarse en aspectos parciales e ir a la base del diálogo cultural: «En las relaciones internacionales de hoy en día, es fundamental conocer más sobre el otro y hay que tener más humildad en el trato con culturas diferentes».
Según su exposición, solamente de esa manera «se puede empezar la conversación» pues si no, habrá un conflicto que puede desembocar en fuerza física o verbal. En este sentido puso varios ejemplos como que «no se puede conocer Alemania sin conocer a Lutero» o que, aun siendo la superpotencia que es, no se sepa la Historia de China, lo que considera «un enorme disparate».
Solanas ha puesto el acento también en otros asuntos, como por ejemplo la propiedad intelectual: «Es muy importante nacionalmente pero ahora se ha extendido enormemente en importancia y dificultad».
La relación entre la Unión Europea y China ha sido debatida en la mesa redonda. «China es una gran incógnita para la Unión Europea. No sabemos muy bien qué hacer con ellos. Hay que entender su cultura pero también definir una estrategia para que, sin entrar en conflicto, se marque el territorio en nombre de nuestros valores y principios», ha manifestado Lucini.
Gonzato también se mostró escéptico con la dialéctica de unos valores y otros: «China está exportando su modelo de crecimiento a África y creo que esto no beneficia a la población africana. Creo que nuestro modelo es mucho más atractivo».

Otro país con el que se tiene relaciones complicadas es Rusia. «Es una de nuestras prioridades pero la estrategia con Rusia es de compromiso selectivo, ya que es un actor problemático, como en la situación en Ucrania. Además, hay una campaña allí que pretende hacer creer que la Unión Europea odia Rusia», ha afirmado Gonzato.
El Brexit también ha sido objeto de reflexión. Existen dudas acerca de si el British Council va a seguir en la red EUNIC (Red de institutos culturales de la Unión Europea). «No nos podemos pronunciar pero hay formatos distintos para que la red de contactos pueda seguir siendo operativa», ha indicado Lucini.
Gonzato ha revelado que, pase lo que pase, hay que ver las oportunidades que se pueden abrir: «Es difícil saber el impacto del Brexit en este apartado. Pero podría ser un estímulo positivo para que algunos países tengan un papel más determinante en EUNIC».
Miralles ha remarcado la importancia de la Agenda Europea para la Cultura, con la que «la UE dio un paso adelante en 2007» y que ahora se espera que se actualice en breve. El presidente de Interarts también ha apuntado que «tenemos que reinventar la Alianza de Civilizaciones que surgió tras el 11S».
