La recaudación del fin de semana alcanza los 4,29 millones de euros, pero la subida no oculta el fondo: sin una cartelera que emocione, rete o conecte, el cine se convierte en rutina. Thunderbolts lidera por inercia, mientras lo demás resiste más que avanza. Y el cine español, de nuevo, se asoma sin hacer ruido. Por Fátima Jarmouni.

Box Office
En cabeza debuta Thunderbolts, el nuevo engranaje de la maquinaria Marvel, con 1.356.297 € tras estrenarse en 319 cines. Era una apuesta cómoda para Disney: base de fans asegurada, campaña medida al milímetro. Pero más allá del despliegue, los números no imponen. No fracasa, pero tampoco marca territorio como otros títulos del estudio en el pasado. Es un estreno que cumple sin euforia.
En segunda posición, Una película de Minecraft resiste el paso del tiempo mejor que muchos. En su quinta semana baja un 18 %, pero todavía suma 562.424 €. Con más de 15 millones acumulados, el fenómeno es ya incuestionable. No es solo que empezara fuerte: ha sabido quedarse, y eso vale tanto como un gran arranque.
El tercer puesto es para El Casoplón, que sube un 15 % y añade 377.229 € a su total. Aquí el boca a boca está funcionando. La película ha conectado con un público amplio, y lo está haciendo sin necesidad de empujar demasiado. En un mercado donde la comedia española no lo tiene fácil, mantenerse con buen pulso tres semanas seguidas ya es una noticia.
Until Dawn cae al cuarto lugar con 353.574 €, un 17 % menos que la semana anterior. No ha sido un fenómeno, pero su descenso es razonable. Su mezcla de terror y narrativa interactiva no es para todos, pero mantiene el tipo y podría aguantar si las sesiones nocturnas siguen respondiendo.
Cierra el Top 5 El contable 2, que anota 296.399 € y cae un 21 %. Se esperaba algo más, pero su rendimiento es funcional. No despunta, no se hunde. Simplemente está ahí, cumpliendo su papel sin levantar demasiadas preguntas.
Estrenos
El fin de semana trajo estrenos diversos que intentaron abrirse paso en una cartelera aún controlada por franquicias en modo automático y fenómenos ya asentados. Thunderbolts ya ha sido comentada en el anterior bloque. El resto llegó con menos ruido, pero no por eso sin intención.
Kayara. La guerrera del imperio Inca entra en décima posición con 117.231 €. Para una película de animación latinoamericana sin grandes apoyos ni rostros conocidos, no es un mal punto de partida. Su media por sala ronda los 900 €, lo que sugiere cierto interés en el público familiar. El verdadero reto empieza ahora: mantenerse cuando bajen los focos y suban los deberes.
En el puesto 11, La buena letra debuta con 111.336 €. Basada en la obra de Rafael Chirbes, con una producción sobria y cuidada, la película apuesta por una estrategia más contenida que expansiva. Tiene peso literario y valores cinematográficos claros, pero a veces eso no se traduce en una entrada sólida en taquilla. Su recorrido dependerá de lo que diga el boca-oreja, y de cuánto eco logre más allá del circuito cinéfilo.
Ritos ocultos aparece en el puesto 14 con 43.240 € tras su estreno en 166 cines. Su media, por debajo de los 300 €, habla de una acogida tibia. El terror de corte religioso suele tener una base fiel, pero en este caso el título, la promoción o ambas cosas no terminaron de conectar. Da la sensación de que quiso entrar por la puerta del género, pero nadie estaba esperando al otro lado.
En el 17, La historia de Souleymane suma 39.277 € con una propuesta social que viene más del lado del cine que se mueve en festivales que del que llena salas. Que esté en el Top 20 ya es una pequeña conquista: no compite en el mismo campo, pero aun así ha logrado aparecer en la foto.
Por último, Bienvenido a la montaña cierra el listado en el puesto 20 con 31.201 €. Es una historia familiar con mensaje ecologista y tono amable, pero su visibilidad es casi nula. No hay escándalo en sus cifras, ni drama en su posición. Simplemente, cuando no se te ve, es difícil que te elijan.
Cine español
Cuatro producciones nacionales logran mantenerse en el Top 20 esta semana: El Casoplón, La buena letra, Un funeral de locos y Wolfgang (Extraordinario). Las dos primeras ya han sido comentadas en otros bloques, así que vamos con las otras dos.
Un funeral de locos, en el puesto 7, recauda 196.327 € este fin de semana. Le sigue Wolfgang (Extraordinario) desde el puesto 12, con 52.728 € en su octava semana. Una propuesta familiar sin fórmulas importadas ni artificios, que se mantiene con dignidad en cartelera y ya acumula 3.838.867 € de recaudación total.
La cruda verdad: Juntas, todas las películas españolas del Top 20 suman menos del 10% de la recaudación total. ¿Conclusión? El cine español sigue siendo ese invitado tímido en su propia fiesta. Brillamos en festivales, pero en taquilla… nos conformamos con no desaparecer.
Cine independiente
Entre tanta maquinaria de estudio, ver en el Top 20 a títulos como La historia de Souleymane o Bienvenido a la montaña es como encontrar una rendija por la que todavía se cuela algo de aire fresco. No hablamos de cifras que hagan temblar a nadie, 39.277 € y 31.201 €, respectivamente, pero sí de una resistencia tranquila, casi silenciosa. Souleymane, en solo 46 cines, defiende un cine que sigue creyendo en lo cotidiano como espacio narrativo, sin subrayados ni artificios. Bienvenido a la montaña , por su parte, se instala en el margen con 60 salas y un rendimiento modesto, pero honesto. Warfare, con sello A24, no termina de encontrar su sitio: demasiado pequeña para la gran taquilla, demasiado ambigua para el nicho. Y luego está Conclave, un caso singular: lleva 20 semanas en cartel y esta vez ha sumado 175.059 €, con un incremento del 47 %. Su recorrido, como el de Minecraft, nos recuerda algo esencial pero a menudo olvidado: cuando se hace cine pensando en el público (en sus hábitos, sus deseos, sus gustos, pero también en el contexto social que habitamos), la respuesta llega. No se trata de adivinar el éxito ni de lanzar títulos al vacío esperando que alguno funcione, sino de construir propuestas con intención, con mirada de mercado y, sobre todo, con respeto por quien se sienta en la butaca.
El mérito del cine independiente no está en las cifras, sino en persistir sin claudicar al algoritmo comercial, aunque su futuro siga condicionado por salas limitadas y públicos fragmentados.
Análisis de taquilla
La taquilla sube a 4,29 millones de euros, pero conviene no dejarse llevar por el titular. No estamos ante un repunte real, sino ante un globo inflado por Thunderbolts. Y los globos, ya se sabe, no suben para quedarse. Más allá del estruendo hollywoodense, el panorama es el de siempre: luces que parpadean. Minecraft y El Casoplón aún sostienen algo de brillo, pero el resto son cifras que cuesta celebrar. Porque una cartelera que se mueve sin dirección no es síntoma de salud, sino de inercia, como decimos siempre.
La industria cuenta entradas, pero no construye un relato. Y sin relato, todo esto (los números, los rankings, los porcentajes) se vuelve ruido de fondo. Suben las cifras, sí. Pero ¿y el sentido? ¿Dónde está el cine que nos hace parar, mirar, hablar de otra cosa que no sea su recaudación? Porque si lo único que medimos es cuánto se vende, entonces ya no estamos hablando de cine. Estamos hablando de otra cosa.
El cine que sobrevive en cartelera lo hace cada vez más como un producto entre otros, intercambiable, obediente a una lógica que no tiene nada que ver con mirar, con sentir, con pensar. Se estrenan películas como si fueran entregas, no experiencias. Se programan como si la sala no importara. Y quizá por eso tantas se evaporan sin dejar rastro: porque nadie les dio el tiempo, el espacio ni la conversación que necesitan para existir de verdad.
No estamos perdiendo público. Estamos perdiendo vínculo. Y eso no se soluciona llenando más asientos una semana, sino reconstruyendo un sentido: de comunidad, de memoria, de valor. Volver a hacer del cine algo que se comparte, no solo algo que se consume.
Quizá el problema no sea lo que recauda el cine. El problema es lo poco que nos importa, como sociedad, lo que el cine tiene para contarnos. Mientras no se recupere eso, todo lo demás es solo movimiento sin dirección. Ruido con forma de industria.
Para concluir, os dejamos también con el gráfico de Comscore que muestra la evolución semanal de la taquilla comparada con la media del mismo periodo comprendido entre 2017 y 2019.