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Gran promoción = gran público

15 diciembre, 2022

El éxito en taquilla de las últimas superproducciones USA está demostrando que el espectador de películas con altos presupuestos y grandes efectos visuales y sonoros está dispuesto a volver. Pero también estamos viendo que con eso no es suficiente. Los cines no recaudan las cifras necesarias para su mantenimiento. Por Antonio Carballo.

Hay otro público que hemos perdido y que va a necesitar estrategias innovadoras por nuestra parte para regresar. Por poner un ejemplo cercano, en un buen restaurante debe haber al menos un plato que se adecúe a cada tipo de cliente. Para eso está la carta muy visible y además en distintos idiomas. Y en los cines ahora apenas se ve cine independiente. No porque no lo haya, ni porque carezca de la calidad suficiente. Es porque al público no le da tiempo a enterarse de que se estrenan muchas buenas películas independientes.

Las distribuidoras independientes carecen del presupuesto mínimamente aconsejable para promocionar sus nuevas películas y el resultado sólo puede ser un fracaso.  En un país mejor organizado que el nuestro, el ministro de Cultura tomaría la batuta y dirigiría a un buen equipo de artistas que fuesen capaces de encandilar al público para que vuelva a las salas de cine mediante una gran campaña publicitaria. Pero nuestro ministro de Cultura apenas ha conseguido un 1,5% de los fondos de la UE para la recuperación. Y la campaña “Hambre de Cultura”, recién lanzada, apenas tiene visibilidad, ni siquiera en ninguna de las muchísimas emisoras públicas de televisión que mantenemos con nuestros impuestos.

Tampoco la campaña promovida por la FECE “Palomitas intergalácticas” se ve en ninguna cadena de televisión y además su mensaje se centra en el mundial de fútbol, evento que finaliza ya.

¿Qué podemos hacer? La única vía que se me ocurre es obligar mediante ley a las emisoras de televisión de titularidad pública a involucrarse en campañas que representan un bien social. Y que coste que no me refiero solo al cine. Naturalmente, deberían apoyar al teatro, a los espectáculos en vivo, a las exposiciones y a los museos. A cualquier evento que movilice a la población, que haga salir a la calle a los españoles.

Si hablamos con cualquier especialista en salud nos confirmará que la gran pandemia del siglo XXI, la gran pandemia de verdad, es la obesidad. Y, sin embargo, la mayoría de los mensajes que reciben los ciudadanos es que todo se puede conseguir sin moverse del sofá. Es un sinsentido…

Estoy hablando de algo muy serio. Algo de lo que depende el modelo de sociedad del futuro. ¿Queremos calles vacías de peatones, solo utilizadas por los repartidores de bienes de consumo a domicilio? ¿Queremos mantener nuestra tradición cultural de usar poco el sofá y salir a la calle para comer, comprar, disfrutar de grandes espectáculos?

Creo que el Estado en su conjunto debería abordar esta disyuntiva y poner al servicio de la forma correcta todos los medios públicos de comunicación, emisoras de radio y  televisión incluidas. Todas deberían emitir un programa semanal de casi una hora, informando al público sobre las películas europeas que van a estrenarse en salas en las dos o tres semanas siguientes. No se trataría de un programa para cinéfilos, que ya tienen ‘Días de Cine’, sino un programa pensado para gente corriente, la que quiere ir al cine y no sabe qué ver. El coste de este programa sería irrisorio dentro de los presupuestos del Estado, pero sus efectos sobre la Cultura popular podrían ser inmensos, señor ministro de Cultura. Y, además, salvaríamos un muy importante sector de la economía nacional, señora ministra de Hacienda, manteniendo docenas de miles de puestos de trabajo, señora ministra del ídem.

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