Vivimos tiempos convulsos. La pandemia de COVID-19 está sacudiendo los pilares que han sostenido la cadena de valor de la industria cinematográfica durante décadas. Con el caos y el desconcierto como únicas certezas, la relación entre plataformas y cines está en una situación crítica. ¿Qué está pasando y qué puede ocurrir en el futuro? ¿Es posible la convivencia pacífica e incluso la cooperación? Por Carlos Aguilar Sambricio

En Cine&Tele no podemos permanecer ajenos a la batalla que se está librando en la industria cinematográfica mundial. La crisis sanitaria ha provocado un terremoto en el sector debido a las restricciones de movilidad y los consecuentes cierres de cines o aforos limitados.
En el último año prácticamente no ha habido grandes lanzamientos de Hollywood en salas, esperando una situación más favorable, sin reparar en que eso condena a la exhibición, pilar fundamental e ineludible de la industria.
En ese contexto, y con esta excusa, se está aprovechando —sobre todo por parte de aquellos agentes tradicionales que cuentan también con plataformas online— para llevar a cabo movimientos de estrenos directos en VOD, simultáneos o con ventanas de exclusividad para las salas muy reducidos. ¿Qué puede significar todo esto en el futuro? ¿Qué va a pasar con la ventana? ¿Las plataformas y los cines están condenados a ser enemigos o podría incluso haber margen para la colaboración?
Para responder a estas cuestiones, hemos contactado con responsables de algunos circuitos de exhibición más importantes en España, como Agustín Llorente (Kinepolis) y Álvaro Postigo (MK2 – Cinesur), y con representantes de algunos de los principales streamers, como Jaume Ripoll (Filmin) y Juan Mayne (Netflix).
«Es un momento de histeria e irracionalidad y se están tomando decisiones con unos criterios válidos sólo a corto plazo» (Agustín Llorente)
Está claro que si algo define el momento actual es la inquietud hacia el porvenir por parte de la exhibición, el sector más vulnerable de todo el audiovisual ante esta situación ajena al mercado. «Los exhibidores estamos en modo supervivencia. Lo primero es que esto se estabilice, que la situación sanitaria mejore y que el mercado entre en una cierta normalidad», señala Álvaro Postigo, director general del circuito MK2 Cinesur.
«Es un momento de histeria e irracionalidad y se están tomando decisiones con unos criterios válidos a corto plazo. Las distribuidoras están en una carrera de ‘a ver quién consigue la plataforma con más suscriptores y la consigna es suscriptores a cualquier coste y a cualquier precio’. Albergo dudas de que los números vayan a salir», apunta Agustín Llorente, Country Manager de Kinepolis en España.

En opinión de Postigo, las decisiones recientes «no dejan de ser estridencias y movimientos de gente que, en esta situación, el traje les está viniendo grande».
Desde Netflix apuestan por la complementariedad. «La clave está en la convivencia de las distintas maneras de consumir entretenimiento, de los distintos modelos de negocio. Es complejo establecer previsiones en un contexto como el actual y, para nosotros, lo más importante es seguir ofreciendo el mejor entretenimiento«, nos cuenta Juan Mayne, director de Contenidos Originales de Cine en Netflix.
Pero claro, la exhibición no ve las cosas de la misma manera. «No veo a las plataformas como el enemigo pero el problema está en que ellos sí nos ven como un enemigo. Ellos nos quieren cerrar. De hecho, hubo algunos que nos quisieron cerrar. Ahora han moderado su lenguaje y sus mensajes pero Netflix en una primera etapa abogaba por el cierre de las salas», asegura el director general de MK2 – Cinesur.
De hecho, Postigo recuerda que los cines tienen una larga trayectoria conviviendo con toda clase de competidores: la televisión, la TV en color, el paso de la TV pública de 2 canales a la TV privada, el vídeo en sus diferentes formatos, la TV por cable y por satélite, y ahora las plataformas y el ecosistema multipantalla. «Podemos convivir con otros formatos y lo hemos demostrado. Lo que no se puede es modificar unilateralmente las condiciones», manifiesta.
Porque el núcleo del conflicto son, claramente, las ventanas de distribución, en este caso, el tiempo de exclusividad que tienen los cines para explotar una película. «El modelo de ventanas que ha existido en las últimas décadas ha sido claramente probado y es el que mejor sirve para todos los actores de la cadena de valor», expresa Agustín Llorente.
Los debates sobre este concepto son recurrentes en los últimos años. «Desde Filmin siempre hemos abogado por unas ventanas flexibles que se ajusten al tipo de estreno y a la duración del mismo en cartelera», indica Jaume Ripoll, cofundador de Filmin.
«¿Vamos a tener que adherirnos a lo que negocian dos americanos? Creo que Europa está desaparecida en este debate y concretamente España» (Álvaro Postigo)
Netflix sigue una estrategia de crear contenidos propios para su plataforma, que sólo residualmente coloca en pantalla grande de manera simultánea o un par de semanas antes. Ha empezado a apostar también por la producción local. En España ha producido ya más de 70 producciones cinematográficas desde 2016.
Aunque Netflix acepta las ventanas, ellos están muy centrados en sus originals y en darles visibilidad mundial a golpe de un click, como subraya Mayne: «Queremos seguir apostando por grandes historias y ofrecerles a sus creadores una gran ventana al mundo. Para nosotros es gratificante contar con un modelo que nos permite llevar historias españolas a un público global y satisfacer gustos muy diversos».

El representante de Netflix sostiene que el alcance de películas españolas como El practicante, La trinchera infinita o, más recientemente, Bajocero «demuestran que la ficción española está viviendo un gran momento y eso beneficia al sector en general». También menciona que es un «orgullo» que títulos como El hoyo, Hogar u Ofrenda a la tormenta se situaran el año pasado en la lista del Top 10 de 89, 50 y 37 países respectivamente.
La pandemia y el auge de los streamers están haciendo que algunos pongan en entredicho el modelo actual. «Es cierto que la pandemia ha acelerado la evolución de las plataformas digitales y eso ha provocado un cambio en la cadena de valor que está llevando a todos los actores a realizar pruebas. Nosotros, como Kinepolis, estamos abiertos a estudiar otros modelos de ventanas pero tenemos claro que las ventanas tienen un valor muy, muy claro«, afirma Llorente.
«Se está aprovechando la extrema debilidad de la exhibición para intentar forzar la situación. No es un tema de aceleramiento, es un tema de aprovechamiento. Los gestores de las plataformas están aprovechando, a mi modo de ver, de una forma desordenada y abusiva el momento de la pandemia», se queja Postigo.

Varias majors están adoptando estrategias con estrenos directos en VOD, simultáneos o con ventanas muy cortas. «El hecho de que exista un período de exclusividad en los cines es algo que pertenece al statu quo del mercado. No se puede modificar una condición de mercado aprovechando una pandemia. Es algo sectorial y que afecta a todo el mercado. Luego, habrá negociaciones de detalles entre el particular, circuitos de exhibición y plataformas pero tiene que haber un acuerdo de mínimos a nivel sectorial, igual que se negocian los convenios colectivos. Aquí no, esto es la ley de la selva», señala el representante de MK2 – Cinesur.
«Si se cambia un parámetro como la exclusividad de las ventanas, es lógico que el rental fee que se pacte, se modifique» (Agustín Llorente)
Un aspecto clave en las fricciones es el llamado rental fee, el porcentaje que se lleva la distribuidora de cada entrada de cine. Agustín Llorente relata que este se vertebra en tres pilares: la producción de la película en sí, la inversión de marketing y la exclusividad de las ventanas.
«Si cambia alguno de esos parámetros, véase por ejemplo la inversión en marketing o las ventanas, es lógico que la contraprestación económica que recibe se modifique. Se está llegando a acuerdos puntuales y pruebas, por lo menos por parte de Kinepolis y sé que por algunos actores más del mercado, por la cual recortamos las ventanas, modificamos las condiciones y contraprestaciones y hacemos la prueba», explica Llorente.
No obstante, no todos los agentes están por la labor. Recientemente, hubo una polémica con el lanzamiento de Disney con Raya y el último dragón, simultáneamente en salas y su plataforma. La major no quiso rebajar su rental fee habitual y muchos circuitos de exhibición, tanto españoles como internacionales, se negaron a proyectar el film como respuesta.
Muchos exhibidores no se sienten amparados por los poderes públicos en una situación que no ha sido culpa de ellos. «Las autoridades y las instituciones están desaparecidas. A mi modo de ver, el ICAA tenía que haber intervenido ya y debería haber convocado una mesa para ordenar este asunto. Efectivamente, no existe una norma que regule la ventana en España como tal pero sí que se nombra la ventana en algunas normas para las subvenciones y otro tipo de cosas», sostiene Postigo.
Pero, ¿cómo va a quedar esta situación? ¿Es algo coyuntural o tiene visos de mantenerse? «Que el mercado vaya a evolucionar así, no lo tengo tan claro porque creo que el modelo anterior es un modelo probado y sólido. Tengo dudas de que estas pruebas sean el modelo que mejor sirva al conjunto del sector», opina el representante de Kinepolis.

Según Jaume Ripoll, «aún es demasiado pronto para saber cuál será la ventana de exhibición dominante» pero él vaticina que «estará entre los 2-3 meses».
Postigo recuerda también que en todo esto la piratería juega un papel importante: «Las distribuidoras saben que cuando tú estrenas en una plataforma una película que tiene un efecto fan, está pirateada en minutos u horas. No entiendo por qué insisten. Creo que estamos ante una huida hacia adelante».
En relación al futuro cercano, se acaba de conocer que Warner ha firmado un acuerdo con la cadena norteamericana Regal Cinemas para una ventana de exclusividad de 45 días para 2022 (recordemos que, tradicionalmente, la ventana es de 90 días).
«¿Y a nosotros en qué nos afecta? ¿Vamos a tener que adherirnos a lo que negocian dos americanos? Creo que Europa está desaparecida en este debate y concretamente España. Habría que dar un puñetazo en la mesa y pararle los pies a toda esta gente que únicamente tienen un interés financiero del mantenimiento del precio de su acción», comenta Postigo a este respecto.
Más allá de las autoridades públicas, quizás sería importante una labor gremial mundial más potente. Hace escasos años se creó Global Cinema Federation precisamente para defender los intereses de las salas. «Tú sólo puedes defender los intereses de tus representados pero si la otra parte no se quiere sentar en la mesa… Además, hace falta una institución que haga de notario de esa relación y equilibre las fuerzas», considera el director general de MK2 – Cinesur.
«Las plataformas están en una dinámica digital y los cines en una social. Son mundos diferentes y yo entiendo que ellos ni quieren ni sabrían ser exhibidores» (Álvaro Postigo)
Hay quien dice que también se está forzando una situación que favorezca que las propias plataformas se hagan exhibidoras a un precio más asequible. En este sentido, cabe subrayar una circunstancia que ha pasado bastante desapercibida y es que en agosto se derogó en Estados Unidos el Decreto Paramount, más conocido como Ley Antitrust o Antimonopolio, de forma que ya no está prohibido que los grandes estudios sean dueños de las cadenas de cines.
Entonces, ¿es un escenario probable o meras conjeturas? Postigo no cree que vayan por ese camino: «El negocio de la exhibición no encaja con la mentalidad de los gestores de las plataformas. Ellos están en una dinámica digital y nosotros estamos en una dinámica social. Son mundos diferentes y yo entiendo que ellos ni quieren ni sabrían. Nosotros funcionamos con muy poquito margen y gestionamos muchos pocos (…) Además, no creo que quieran coger la responsabilidad social que supone la exhibición, que tiene un montón de empleados».
Llorente tampoco lo ve probable: «Es cierto que hay rumores de que pueda haber una integración vertical pero no lo veo porque son áreas de negocio y de actuación distintas y no veo unas sinergias claras».
Sí piensan que pueden aventurarse a comprar algún cine puntual, como por ejemplo ha hecho Netflix en Los Ángeles con el Egyptian Theatre, lo cual le sirve para hacer estrenos mediáticos con alfombra roja. «Es igual que en el mundo del retail con las flagship stores. Esto podría serles interesante, como el que tiene un escaparate. Me compro un escaparate en la Quinta Avenida y sé que tiene repercusión a nivel mundial», indica Postigo.
«Es más un tema de marketing y de tener algún cine para poder estrenar y participar en determinados festivales, más que una estrategia empresarial y de desarrollo», concuerda Llorente.
El representante de Netflix no se ha querido pronunciar al respecto pero Filmin lo descarta por su parte. «De hecho, uno de nuestros accionistas es Golem que posee magníficas salas de cine en toda España. Estrenar en ellas es un privilegio», afirma Ripoll.
Pero, ¿puede existir algún tipo de colaboración entre cines y plataformas o están condenados a ser enemigos? Hay estudios que indican que son experiencias complementarias y que los consumidores de plataformas también van mucho al cine.

«La relación con las plataformas es de coopetencia. Por un lado, competimos y por otro podemos cooperar. Competimos y sería naif no reconocerlo. Competimos, por un lado, para atraer el talento. Si un director y actores de talento se ponen a hacer contenido para una plataforma, ese talento puede no llegar al cine. Pero también competimos como alternativa de ocio (…) Tenemos unos recursos de tiempo y económicos limitados y si lo dedicas a uno, lo restas de otro», explica Agustín Llorente.
No obstante, el representante de Kinepolis sí que observa margen para colaborar. Al comentarle la idea de que las plataformas pueda hacer packs premium con una suscripción más cara que también dé acceso a algunos pases en salas de cine, reconoce que es interesante.
Pero también cree que los cines pueden dar salida a contenidos originales de los streamers. «Son grandes generadores de contenidos y están evaluando la posibilidad de utilizar su contenido y exhibirlos a través del cine porque son un producto distinto y tiene un componente social que no tiene una plataforma», señala Llorente.
Para Juan Mayne, «las salas de cine y los servicios de entretenimiento son experiencias complementarias, cada uno con su modelo de negocio» que coexisten perfectamente. «La convivencia impulsa la democratización y el acceso a la cultura; y, además, nos ayuda a seguir situando el audiovisual español como un referente global», apunta.
Filmin siempre ha abogado por la cooperación. «Llevamos colaborando con cines y festivales desde hace casi una década. No hay duda que la colaboración entre los diferentes actores nacionales de la industria se antoja clave», recalca Ripoll, que cree que las salas de cine son «imprescindibles en el ecosistema audiovisual» y estarán «siempre a su lado».
Últimamente, esta plataforma también está ejerciendo de distribuidora para salas. «En los últimos meses hemos estrenado en exclusiva en salas ocho películas, incluyendo el éxito Josep. Es una vía que seguiremos explorando a lo largo de este 2021″, añade.
Ripoll también considera que esos combos de suscripciones y proyecciones en la gran pantalla serían «una magnífica opción» que «ya se ha explorado en otros países como Reino Unido».
En el caso de MK2 – Cinesur, no se han planteado fórmulas de colaboración con las plataformas, pero no porque las tilden como el enemigo. En opinión de Postigo, el enemigo de una plataforma es más bien otra plataforma. «No pueden convivir tantas plataformas y ese modelo tendrá que evolucionar porque no se puede mantener ese nivel de suscripciones en cualquier hogar. No tiene sentido y sufrirá una evolución lógica con una selección natural».
«Un pack de suscripción premium en una plataforma con acceso a proyecciones en cines sería una magnífica opción. Ya se ha explorado en el Reino Unido» (Jaume Ripoll)
Por último, queremos fijarnos en otra posible sinergia. Podría ser que los cines adoptaran el modelo de suscripción que suelen tener las plataformas, si bien ha habido experiencias más o menos exitosas ya en el pasado a este respecto.
«Creo que el cliente es el rey. El cliente es el que demandará si se necesita un modelo de suscripción o no. El negocio de suscripción es totalmente distinto y lo digo con conocimiento de causa porque yo hace 10 años en mi antigua empresa lancé un modelo de suscripción de contenidos audiovisuales a través del móvil», recuerda Llorente.

Hay dudas, además, de cómo se valora la parte donde contribuyen las distribuidoras. «En el modelo tradicional de cine, el producto es la visita a la película. En el modelo de suscripción, el producto es la suscripción, no la película. Cómo asocias el valor de la suscripción a la película tiene cierta complejidad«, añade.
Aunque existe la posibilidad de que se haga un hueco, el representante de Kinepolis también indica que ha habido «sonoros fracasos» como MoviePass porque «el modelo económico que había detrás no era sostenible». En ese sentido, a pesar de la apertura a pruebas, Llorente estima que «cuando recuperemos nuestra ansiada normalidad, volveremos a un punto que no estará tan alejado de donde estábamos antes».
Postigo incide en que ese modelo no está implantado en España pero lleva 20 años en Francia: «Tú pagas un abono al mes y eso te da derecho a ir al cine todas las veces como tú quieras». ¿Por qué no ha cuajado aquí? «Porque no lo hemos visto interesante o porque tenemos otras fórmulas que nos gustan más. Cada país es independiente», responde el director general de MK2 – Cinesur.
A continuación, puedes leer la versión digital de la última edición de Cineinforme, cuyos 3 ejes principales son el análisis con opinión de expertos sobre el estado´y el futuro de la distribución y la exhibición; los detalles del anunciado Hub Audiovisual Español; y la cobertura de los Goya 2021 con entrevistas a ganadores: