Producida por Pokeepsie Films (Banijay Iberia), Atresmedia Cine y Chicas del Barroco AIE, que cuenta con la financiación de ICAA y la participación de Atresmedia y Movistar Plus+.
La actriz, presentadora, comediante y locutora Eva Hache debuta en la dirección con Un mal día lo tiene cualquiera, película que finaliza este mes su rodaje que se realizado en diferentes localizaciones de Madrid.
La película es una producción de Pokeepsie Films (Banijay Iberia), Atresmedia Cine y Chicas del Barroco AIE, que cuenta con la financiación de ICAA y la participación de Atresmedia y Movistar Plus+.
La directora ha declarado que: “He rodado una película. Nunca en mi vida, ni en mis mejores sueños ni en mis peores pesadillas, hubiera imaginado el revuelo físico y emocional en que he pasado estas seis semanas. ¿Ha merecido la pena? Por supuesto que sí. Debatiéndome entre querer vomitar y llorar de alegría, lo que seguro siento es un agradecimiento infinito. He aprendido mucho más de lo que jamás imaginé. He aprendido un oficio”.
Por su parte, los productores han señalado que “la película ha sido como una metáfora de la historia que vive nuestra protagonista. Una prueba de supervivencia en un Madrid loco y caótico donde se puede sobrellevar el frío, las lluvias y los contratiempos gracias al humor y la paciencia del equipo. No solo retratamos un Madrid nocturno, sino una mirada provocadora de la ciudad en un viaje desde el centro más conocido hasta la periferia por descubrir¨
El film está protagonizado por Ana Polvorosa, Agustín Jiménez, Barbara Mestanza, Juriji Der Klee, Aníbal Gómez, Goize Blanco y Ariana Martínez.
Lo que cuenta Un mal día lo tiene cualquiera: Sonia se acaba de mudar con su gato a un nuevo estudio en el centro. Es interior, con gotelé, no tiene calefacción, y es bastante ruidoso porque está al lado de los contenedores de basura pero por lo demás es ideal. Por fín se ha independizado del todo antes de los cuarenta, qué suerte. Sonia es responsable, ordenada, y con una incapacidad absoluta para saltarse las normas. Digamos, que es una controladora de manual incapaz de improvisar. Lleva cinco años prácticamente aislada del mundo pero no a causa de la pandemia, sino debido a algo mucho peor: su tesis doctoral. Sí, todavía hay gente que se dedica a escribir tesis. Sonia es una de ellas. Tras realizar varios másters, trabajos de investigación y cientos de artículos, por fin ha llegado el día de defender su tesis. Convertirse en doctora significaría dejar de ser profesora ayudante, y optar a una plaza de titular con sueldo fijo, y quién sabe si decir adiós a su triste vida de precaria. La noche antes del gran día su mejor amiga, Luci, insiste en que le acompañe a un concierto de electrónica para despejar la mente, y que le dé el aire. Sonia prefiere quedarse en casa tal y como tenía planeado. A las ocho de la mañana del día siguiente, un tribunal, toda su familia, y media Segovia serán testigos del día más importante de su vida. Todo tiene que salir perfecto. Unos minutos más tarde, mientras baja la basura orgullosa de sí misma, se encuentra en la calle con María. Una amiga que le propone tomar cañas en un bar cercano. Sonia trata de excusarse como puede, pero cuando María rompe a llorar porque acaba de cortar con su novio, se ve obligada a consolarla. Sonia ha bajado sin cartera y sin móvil, pero María insiste en que se despreocupe, invita ella.