Ricardo Viñas: «El CCIB en CineEurope es una de las instalaciones más complejas en las que he trabajado con Dolby»

14 diciembre, 2021

Entre el final del verano y el otoño se suceden una enorme cantidad de festivales y eventos. Solemos prestarles atención por su programación pero también suponen retos técnicos para la exhibición. Hemos hablado con Ricardo Viñas, consultor de sonido de Dolby, para conocer cómo se trabaja en este tipo de proyecciones. Por Carlos Aguilar Sambricio

Ricardo Viñas
Ricardo Viñas

Dolby es un partner imprescindible para los festivales de cine más importantes, como Cannes, Venecia, Berlín o San Sebastián, así como convenciones como CineEurope. Hemos entrevistado a Ricardo Viñas para conocer las peculiaridades de este trabajo y lo importante que es para Dolby colaborar con estas organizaciones para que las películas sean presentadas a lo grande.

Cine&Tele: Cuando se habla de experiencia cinematográfica, suele pensarse en las proyecciones comerciales en salas de cine, pero en España hay cientos de festivales que dinamizan la Cultura y sirven, en muchos casos, como puesta de largo de las películas. ¿Cómo está posicionado Dolby en este apartado y qué importancia le dais?

Ricardo Viñas: Evidentemente, los festivales son algo importante para Dolby por lo que tú dices, son eventos muy especiales en los que se presentan grandes películas en cuanto al nivel de producción en cuanto a directores consagrados como películas más pequeñas con directores noveles. Nosotros intentamos siempre, al colaborar con los festivales, que la proyección sea lo mejor posible y con la máxima calidad, conservando la intención artística de todo el equipo que ha trabajado en la película.

Colaboramos a nivel europeo con los festivales más importantes: Cannes, Berlín, Venecia, San Sebastián… ¿Cómo lo hacemos? Damos soporte y asesoramiento técnico pero también con equipos, porque al ser los festivales un evento especial, cada pase y proyección es muy importante porque es de un director y un productor distinto y además el público es profesional, con prensa o incluso el jurado.

Por contraste con los pases comerciales, estas proyecciones son muy críticas. Los equipos que nosotros proporcionamos muchas veces son de reserva. En un cine normal hay un servidor, hay un proyector, hay un procesador de sonido junto al resto del equipo como altavoces o amplificadores en la sala, pero en los festivales, sobre todo en las secciones más importantes, se tiene una duplicidad, unos equipos de reserva que no suelen estar normalmente.

Nosotros proporcionamos esos servidores o procesadores de sonido para que, en caso de que en medio de una proyección o de un día para otro, el equipo técnico falle, tengan una reserva y se pueda pasar rápidamente de uno a otro.

De hecho, es muy habitual que en una proyección la película esté siendo reproducida por un servidor pero también haya un segundo servidor que esté reproduciéndola unos segundos más tarde por si hay una incidencia poder cambiar rápidamente de uno a otro y que los asistentes apenas noten ese cambio.

C&T: Con la situación de la pandemia, ¿os ha afectado de alguna manera en vuestro sistema de trabajo?

R.V.:  En el trabajo dentro del festival, pues como en cualquier otro trabajo. Hay un equipo grande de personas y hemos tenido que tomar las medidas que en cada momento indicaban las autoridades y la misma dirección del festival, como limitar el número de personas.

Por ejemplo, hay una cosa habitual y es que hacemos pruebas de todas las películas en la sala en la que se van a proyectar y suele asistir equipo técnico de la película, ya sea el director, el productor, el distribuidor, el director de fotografía o el de sonido, etc. Entonces, los festivales tenían que establecer un límite con respecto al número de personas que pueden asistir, concentrarse en la zona de la sala que se había higienizado, por supuesto todos con mascarillla…

La cuestión técnica es la misma, ha sido la cuestión humana la que ha variado un poco pero como en el resto de trabajos. También por ejemplo limitar la presencia en las cabinas de proyección. Hoy en día en las cabinas de proyección lo habitual es que no haya nadie, se automatiza todo con sistemas digitales: se programa a qué hora empieza la película, se programa el encendido de luces, se programan los cambios de formato si es que los hay…

Todo eso está automatizado en una sala comercial pero en los festivales es muy habitual que sea manual. Sigue habiendo personas en la cabina de proyección porque son pases muy críticos y todo se hace manual. No puedes programar porque cada película es distinta, tienes una película que es a concurso y luego una que es una presentación… Al menos hay un proyeccionista y a veces hay dos. Entonces hubo que limitar el número de personas que había en la cabina porque suelen ser bastante pequeñas.

C&T: En España trabajáis con el Festival de San Sebastián, el más importante del país. ¿Cómo es la colaboración con ellos y la tecnología y trabajo que hacéis para este certamen?

R.V.:  Pues como en general en los festivales, nosotros aportamos soporte técnico, asesoramiento al festival en cuanto a nuevas tecnologías y las salas, que son muy variopintas. Los festivales, en muchos casos, utilizan salas que no son cines comerciales o no lo son habitualmente.

Por ejemplo, en el caso de San Sebastián, las salas del Kursaal son salas musicales, sinfónicas. Entonces, se les asesora sobre cuál es la mejor manera de adaptar esa sala para un uso que no es su uso principal, tanto en lo que tiene que ver con el equipamiento o la acústica. Cada año el festival está muy interesado en la cuestión técnica y se va mejorando según los presupuestos y la disponibilidad. Se intenta mejorar cada una de las salas porque es verdad hay muchas salas dentro del festival. Algunas sí son cines comerciales pero en San Sebastián son relativamente pequeños, por lo que las salas grandes principales no son salas de cine.

Luego, tienen un equipamiento que, aunque parte de él lo tienen permanentemente, también tenemos que aportar nosotros equipamiento para la redundancia y así tener la seguridad. Colaboramos también Kelonik, que es otro de los partners del festival.

Hacemos muchas pruebas, normalmente la noche anterior, para que el equipo técnico de la película pueda comprobar que todo está según normas, con la máxima calidad y a su gusto, para que estén satisfechos. No tenemos tiempo con todos probar la película entera aunque sí que internamente el festival ve la película entera a modo de control de calidad para ver que no hay ningún fallo. En ocasiones es la primera vez que se va a ver película con público. Muchas veces llega directamente de la postproducción y hay que asegurarse de que todo está correcto. Nosotros hacemos unos controles más cortos para asegurarnos que todo está como los clientes esperan.

C&T: Fuera de lo que es un festival pero también en el ámbito de los eventos, trabajáis con CineEurope, la gran convención europea de la exhibición, y sois protagonistas en el auditorio del CCIB de Barcelona. Allí las majors muestran avances de próximos títulos y hacen screenings, por lo que es fundamental la máxima calidad.

R.V.:  La función es un poco similar. Aportamos soporte técnico y en este caso muchos equipos. Porque el Auditorio del CCIB no es un cine y el resto del año no funciona como cine, por lo que no tiene ningún equipo permanente. Otras empresas aportan otros equipos y nosotros aportamos una cantidad enorme de servidores para ser una sola sala. Ponemos también muchos procesadores de sonido por el tipo de producto que se exhibe ahí.

A veces se hacen presentaciones en las que cambiamos de formato constantemente con pequeños clips, tráilers de películas… Necesitamos muchos equipos por ese cambio constante, por la velocidad con la que hay que cambiar y por la seguridad que tenemos que tener. No sólo para tener un equipo de reserva por un fallo técnico, simplemente que los tiempos en los que estos equipos cambian de formato o de lente son demasiado largos para lo que se necesita en algo tan dinámico como las presentaciones que se hacen ahí. Muchas veces presentas un tráiler con un proyector, un servidor y un procesador de sonido, y el siguiente tiene que ir con otro porque va con otro formato, a lo mejor uno va en scope y otro en flat o panorámico. Ese tiempo que las lentes cambian no podemos perderlo.

Hay 6 proyectores, llevamos 8 servidores y 10 procesadores de sonido, para que te hagas una idea de la complejidad. El CCIB es una de las instalaciones más complejas en las que yo he trabajado. Estamos ahí durante la instalación de todo el equipo, se instalan altavoces colgados de estructuras y yo personalmente hago el ajuste de todo el sonido de la sala. Esto no es sólo proyección de cine, ya que es un evento en vivo y hay personas que están hablando en el escenario. A veces se pone un tráiler que proviene del servidor de cine pero en otro momento es una presentación tipo powerpoint pero que está animada, tiene sonido y viene por otro camino. Es un evento bastante complejo y unas 20 personas están trabajando permanentemente en una zona de la sala para que eso salga adelante.

Presentación de Warner Bros. en CineEurope
Presentación de Warner Bros. en CineEurope

C&T: La seguridad del material es siempre importante pero en estos casos me imagino que más todavía, al tratarse de contenidos que todavía no están siendo explotados comercialmente. Lógicamente, las majors son muy celosas de que eso pueda llegar a piratearse. ¿Cómo trabajáis en ello?

R.V.:  Sí, como en todo el cine comercial habitualmente, y más cuando se trata de majors, por supuesto todo el contenido está encriptado. Si por algún motivo, ese contenido cae en manos de alguna persona ajena, no puede hacer nada con él porque no puede desencriptarlo.

Las KDMs, es decir, las claves para desencriptar ese contenido, como ocurre con los cines comerciales, se entregan para un equipo determinado y durante un tiempo determinado. En este caso, lo que ocurre es que es más limitado todo. Las claves nos llegan desde las distribuidoras con un disco duro para empezar a copiar el contenido en el servidor y una llave que abre 10 minutos antes de la prueba o el pase oficial, y termina unos minutos después. En todo caso, también hay una empresa colaboradora inglesa, que son los que canalizan este tipo de gestión de contenido. Además, muchas veces también tenemos que borrar el contenido, e incluso en presencia de los directivos de las compañías

C&T: ¿En qué otros festivales hacéis instalaciones potentes o hay un mayor desafío o innovación?

R.V.:  Yo creo que en todos los grandes festivales con los que colaboramos. Cannes, Berlín, Venecia o San Sebastián son festivales de primera línea y son un desafío desde el punto de vista tanto técnico como logístico, por lo que ya hemos comentado, es decir, por la importancia de cada película e incluso de cada pase. En un cine comercial, si hay un problema técnico, siempre puedes devolver el dinero, pero en un festival de este tipo, si hubiera un fallo y una película no se pudiese proyectar, pues se acabó porque por la agenda no puedes quitar otra película.

Respecto a la innovación técnica, todos dentro de sus posibilidades, porque son festivales de presupuestos distintos, intentan estar a la última en tecnología. Nosotros colaboramos con ellos para aportarles nuestra experiencia y nuestros productos y servicios. Sí que es un reto lo que hemos comentado de que en muchas ocasiones no utilizan salas de cine, sino que son salas muy especiales. Tienen una serie de limitaciones en el tipo de modificaciones que podemos hacer, por ejemplo a la hora de instalar sistemas como Dolby Atmos, en el que tienes altavoces colgados del techo. Eso es un reto porque a veces no puedes modificar la sala porque tiene otras funciones y no puedes hacer agujeros en el techo para colgar altavoces fácilmente. Hay cosas técnicamente posibles  pero es que luego, pasado el festival, tienes que dejar la sala en el mismo estado para las funciones que cumple el resto del año. No todos los festivales tienen las mismas limitaciones, es muy variopinta la casuística de los festivales.

C&T: Más allá de los grandes eventos, en España hay muchos festivales pequeños. ¿Dais servicio a otros certámenes que no son tan grandes como San Sebastián?

R.V.:  En Dolby estamos abiertos a cualquier tipo de colaboración con cualquier cliente en todo tipo de festivales que puedan necesitar nuestra ayuda o que podamos aportar algo. Bien es cierto que, hoy por hoy, en España sólo tenemos acuerdo con el Festival de San Sebastián.

Yo he trabajado en otros festivales en España pero siempre ha sido por solicitud de una productora o distribuidora que nos ha pedido explícitamente que fuéramos a comprobar el ajuste de la sala para su película. Esa es la forma en la que yo he ido a otros festivales. No tendríamos ningún problema en hablar con otros festivales pero toda su estructura y presupuesto son de dimensiones inferiores.

C&T: Estamos en un momento en el que el mercado de la exhibición se está recuperando poco a poco. ¿Qué feedback estás teniendo del resto de la industria sobre las perspectivas en los próximos meses?

R.V.:  El feedback es muy positivo. Yo creo que todos en la industria estábamos deseando que eventos como CineEurope ocurrieran para poder reunirnos y ver la cara a gente que hace mucho que no veíamos, y para que la industria vuelva a retomar algo parecido a la normalidad.

En CineEurope creo que se han hecho propuestas muy interesantes. Va a haber películas porque las majors han mostrado contenido para el futuro cercano y la verdad es que se respiraba un ambiente de alegría y de animación, si bien es cierto que la asistencia ha sido todavía menor que en otras ediciones por las limitaciones de aforo y de desplazamiento desde muchos países, sobre todo de fuera de Europa.

Pero la sensación ha sido muy positiva, de hecho ya podemos ir al cine sin restricciones de aforo. Si vamos teniendo buen contenido tanto nacional como internacional, yo confío en que el público vuelva a las salas.

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