El éxito en el periplo festivalero de El año del descubrimiento de Luis López Carrasco prosigue. Tras haberse presentado en el Festival de Róterdam y haber ganado el Gran Premio a mejor película en Cinéma du Reél, este largometraje distribuido en España por Begin Again Films estará en tres certámenes de prestigio en Corea del Sur, Grecia y Portugal.
La última película del director de El futuro tiene también un buen porvenir. Más allá de los éxitos ya cosechados, ya anunciamos que participará en Sección Oficial del Festival de Sevilla.
Además, entre medias, el film viajará internacionalmente para seguir consolidando una brillante carrera. De este modo, competirá en la selección internacional de la 21 edición del Festival Internacional de Cine Jeonju, estará en sección oficial en el Festival Internacional de Cine Thessaloniki International y también en la selección internacional del Festival Internacional de Cine IndieLisboa.
Debido a la crisis sanitaria del coronavirus, cada uno de estos certámenes no se podrá llevar a cabo en condiciones normales. El de Jeonju, que tiene lugar entre el 28 de mayo y el 6 de junio, se realizará con un número mínimo de cineastas, miembros del jurado, prensa e industria.
El de Salónica comienza hoy mismo pero lo hace de forma online, mientras que IndieLisboa tendrá lugar entre el 25 de agosto y el 8 de septiembre.
Producida por LaCima Producciones junto a Alina Film y la ayuda del ICAA y el Ayuntamiento de Cartagena, para esta película Luis López Carrasco visitó Cartagena para retomar los hechos que marcaron la historia reciente de la ciudad, y que están unidos a cambios laborales y económicos que están sucediendo a escala global.
La cinta se centra en los disturbios ocurridos en Cartagena durante la crisis industrial de 1992. Ese año se celebraron en España los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, vinculada a la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. España aparece ante la comunidad internacional como un país efervescente, moderno y civilizado. Sin embargo, en Cartagena las promesas por el cierre de fábricas y el desmantelamiento industrial adquieren una violencia creciente.
